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Coincidencia y Malos entendidos

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Mensaje por Invitado Miér Nov 02, 2011 11:05 pm

Para Credo:

Caminaba por las hermosas calles de Rubine, la capital de mi reino. Se sentía tan raro decir que era mio. Se sentía tan raro saber que ahora era la reina. Todos ahí me miraban con algo de miedo, respeto y algunos pocos con admiración. Vestía de manga larga y pronunciado escote un vestido simple en color negro. Según los consejeros era para "simbolizar" el luto de la desaparición de mi hermana. La verdad si me dolía profundamente que ya no estuviera más. Caedis era la única que raramente me llegaba a entender y la que hacía que vivir en el castillo no fuera tan burdo.

La escolta real iba detrás de mi, vigilando que nada malo me fuera a pasar. Me fastidiaba que no me dejaran ni a sol, ni a sombra. Miraba con mi mejor sonrisa a los habitantes del lugar sin saber muy bien que decir o que pensar. Sin embargo hubo un hombre que estaba no muy lejos y recargado en un árbol, llamó mi atención. Y no, no era por esa manía mía de seducir hombres guapos para matarlo. No, no me era atractivo el tipo, pero su mirada me estaba matando. Me miraba con gran rencor y podía ver sus puños fuertemente apretados, sus nudillos estaban blancos por la presión.

—Necesito unos minutos - les susurré a mis guardias, quienes me miraron desaprobatoriamente —Por favor, son cosas de chicas - les regañé intentando no subir la voz. Me miraron y accedieron, se alejaron tranquilamente, virando cada dos pasos hacia donde estaba yo. Finalmente la guardia se perdió en la entrada de un bar y apenas me aseguré que no saldrían o que no había nadie que se atreviera a seguirme, caminé con prisa a donde estaba ese hombre.

Era un tipo alto, casi dos metros, me sobrepasaba por mucho. Era corpulento pero sin llegar a verse tosco y de cabello castaño largo y castaño, con ojos azules y facciones puntiagudas. Al estar más cerca visualicé el símbolo del reino de diamantes en su vestimenta. ¿Que hacía un habitante de diamantes en ese lugar? ¿Vendría a ver si era cierto que mi hermana ya no era más la reina? Caedis se había hecho fama por querer entablar una guerra contra ellos, la verdad a mi me era indiferente, pero ahora que estaba en mis manos, obviamente no tenía esa intención. Estaba loco, posiblemente, pero no era estúpida como para desatar una guerra donde mi reino también saldría perdiendo.

—Disculpe ¿Qué hace aquí? - pregunté sin pensar cuando estuve frente a él.
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Mensaje por Credo Jue Nov 03, 2011 12:05 am

Un simple paquete...

Junto con un par de guardias, le encomendaron la tarea al capitan de la guardia de diamantes de recoger un paquete en la estacion del tren. Ni el mismo sabia de que se trataba pero bueno, hay cosas en que ni la misma guardia puede entrometerse cuando se trata de la realeza misma.

Asi que, acompañado de unos cuantos soldados, fue como el canido castaño cabalgo hasta Wonderland. Tras asegurarse que el estaba bien lo ataron a una de las monturas, y de regreso al reino de Diamantes. Una tarea un tanto sencilla... Pero igual, el paquete parecia ser importante, no por nada le habian mandado a el acompañado.

En fin... La labor era rapida, sus compañeros alegaron que quiza podrian perder un poco el tiempo en el reino de corazones, ya que era el mas cercano. Descansar, comer algo, en su momento sono bien, salieron de madrugada y cabalgar sin pausa, se vuelve un tanto cansado. Ademas, aun era temprano, la idea de desayunar en el lugar no le parecio mala... Lograron convencerle, aunque, no era de estar en el reino carmin, siempre lo evitaba por ciertos recuerdos nada gratos que venian a el. Tras un par de bromas y anecdotas graciosas salieron del lugar, aun era temprano para partir. Credo ya sabia que los otros solo querian perder el tiempo unos momentos antes de regresar a las labores hostigosas.

-Esta bien, dos horas ¡No mas! no debemos atrasarnos-

Ya sabia como era el rey, nada le impedia obtener lo que el deseara. Caprichoso para Credo, pero el can no puede objetar nada al respecto, ordenes son ordenes. Oculto el paquete en una de las bolsas de su montura, claro, siempre sin levantar sospechas, no podia arriesgarse a que le robasen la entrega o algo peor. Se quito los guantes, hacia mucho calor para ellos, y los guardo igual... En su momento, llego a pensar que fue mala idea darles tiempo libre, la armada carmin siempre les ha envidiado, podian darse problemas igual esperaba que el comportamiento de sus hombres fuese el correcto y no armaran algo digno de llamar la atencion para bien o mal.

A contra de los soldados que le acompañaban, el no se movio mucho del sitio, si bien, se quedo bajo un arbol donde pudiese ver las monturas... No le llamaba la atencion ir por curioseando por el sitio, suficiente tenia con estar alli y recordar aquel catastrofico dia.

-"Calmate, igual, ya paso hace mucho"-

Se dijo, recargandose en el tronco del arbol, aun sentia algo de rencor, pero nada que no pueda controlar ya... No obstante habia algo que no le dejaba tranquilo. La desaparicion de la reina no era algo que pudiese ignorarse asi de facil, menos entre los Reyes o entre la armada misma.

Sin embargo, algo lo saco de sus pensamientos, y llamo la atencion del Capitan de diamantes: Una pequeña escolta.

-Esos vagos...-

Musito por lo bajo creyendo que ya habian ocasionado problemas, no obstante al poner mas atencion se dio cuenta de algo: La Reina. Su majestad de rojo... Credo jamas supo quien de la realeza fue que habia dado la orden de masacrar a sus padres, ni tampoco el motivo para llevar a cabo la orden... sin embargo, es algo que no podia olvidar por mas que tratase. Su odio no iba para los soldados quienes llevaron la orden (Siendo uno sabe que solamente seguian instrucciones) sino para aquel que movia los hilos tras aquel movimiento.

Inconscientemente, comenzo a apretar los puños, mientras su mirada se mantenia fija en la chica pelirroja, lo mas probable es que pasara de largo, como toda la realeza ¿No? Sin embargo, grande fue su sorpresa al mirarle acercarse.

-Su alteza-

Comenzo fingiendo sorpresa. Llevo la diestra hasta el hombro izquierdo, inclinandose levemente para hacer una respetuosa reverencia.Y preguntaba que hacia alli ¡Claro! el capitan de una armada "enemiga" (o en este caso envidiada) en dicho pais, daba mucho que pensar ¡Que idiota era! podia dar hincapie a malos entendidos.

-Solamente estoy de paso con un pequeño grupo para llevar una entrega al rey Howard-

Aclaro rapidamente, no queria que pensara que era un espia o algo por el estilo.


Última edición por Credo el Jue Nov 03, 2011 12:49 am, editado 1 vez
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Mensaje por Invitado Jue Nov 03, 2011 12:46 am

-Su alteza- Cuando estuve frente a él le escuché saludarme como una persona más. "Su alteza" Ironías de la vida que yo no era tan alta como se debía de esperar.

Vi cierta sorpresa en su rostro y luego vi como de manera muy apropiada me hacía una reverencia. No es que no estuviera acostumbrada a ese trato, como Duqueza casi siempre me recibían igual, pero ahora sentía cierta apatía ante el hecho que solo era provocado por la desdichada corona en mi cabeza. Antes podía pasar desapercibida y solo diciendo mi nombre me reconocían, ahora era casi imposible estar en el anonimato.

Al levantarse me miró por unos segundos. Deduje que era porque pensaba la respuesta ¿Me diría la verdad? Sonreí de lado para animarle a que me contestara, hasta que finalmente le escuche contestarme.

-Solamente estoy de paso con un pequeño grupo para llevar una entrega al rey Howard- dijo neutralmente y con un tono muy apropiado. Lo cual no me cuadraba con el hecho anterior de que lo había visto mirarme con furia. El tipo me ocultaba algo y no me quería quedar con la duda de aquello.

—Ya veo - murmuré con poco interés, poniendo mi cara de niña distraída. Volteé disimuladamente al bar donde estaba mi escolta esperando por mí. Él parecía tener prisa y yo no tenía mucho tiempo antes de que los guardias salieran y se volvieran mi sombra de nuevo. ¿Como hacerle para hablar y saber el "Por qué" de su reacción cuando de lejos me miró?

Me acomodé un poco el cabello, pensando en como manejar la situación. Podía demandar que lo arrestaran y exigir saber la verdad con amenazas "Eso habría hecho Caedis" pensé, recordando que mi hermana era muy impulsiva y algo extremista. Mandaba a cortar cabeza si alguien hacía algo que no le gustara, desde cosas importantes como cometer un crimen, hasta cosas sin sentido como poner su baso de agua en el lado equivocado de la mesa.

—¿Y de que es la entrega? - quise indagar para continuar la conversación. Segundos después caí en cuenta de que era ridículo que me fuera a decir algo. Otro reino jamás rebelaba información fuera cual fuera —Bueno, supongo que es tonto hablar de ello - bufé con un suspiro y volviendo a voltear a donde el bar, asegurándome que no me miraba la guardia real —¿Como te llamas soldado? - pregunté sin estar muy segura de que titulo usar para él.
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Mensaje por Credo Jue Nov 03, 2011 1:29 am

Internamente Credo se sintio aliviado ante la respuesta de la joven de hebras rojizas. Aunque, aquello pareciera un encuentro comun y corriendo el can no se encontraba comodo, es decir, tener frente a alguien de la realeza, uno de esos "Asesinos".

Claro, por su rango es normal encontrarse con los nobles y Reyes, pero en corazones era diferente... era la primera vez que veia a un rey de carmin, no sabia como reaccionar. Externamente no mostraba reflejaba nada que no fuese seriedad, su puesto antes que nada...

Llevo las manos hasta su espalda entrelazando sus dedos, tomando una postura firme, como si esperase ordenes. En parte, era para calmarse y fingir que nada estaba pasando. A su lado, cecilie se veia mas pequeña, y fragil... Internamente sabia que no era de esa manera.

-Ah-


Comenzo ante la inesperada pregunta. Ni el mismo sabia que era lo que el paquete contenia, pero aun asi lo trataba con sumo cuidado para que no fuese a dañarse durante el trayecto.

-No sabria decirle con exactitud señorita, no me fue mencionado que es. Solo se que es importante para el rey-

Metio la pata ¿Si era tan importante, que hacia perdiendo el tiempo ahi? Cayo en cuenta demasiado tarde ya cuando habia terminado de hablar. Seguro si ha estado frente al general, una buena reprenda se hubiese llevado, pero en parte era por todo lo que estaba pensando, debia serenarse.

-Si usted cree que es de esa manera, entonces lo mejor será no hablar de ello-

Asintio, seria estupido hablar de algo que ni el mismo sabe de que se trata.

-Credo. Un placer-


Nuevamente, hizo una reverencia, esperando que no le reconociera... No vaya ser que se le ocurriese hacer como en "antaño" aunque, el castaño no sabia que aquella joven no habia tenido nada que ver en el incidente.
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Mensaje por Invitado Jue Nov 03, 2011 1:54 am

El hombre permanecía ahí, como ajeno a lo que pasaba. No parecía sorprendido de toparse conmigo, aunque si algo nervioso de mi presencia. Llevó las manos hasta su espalda entrelazando sus dedos, tomando una postura firme, como si esperase ordenes.


-Ah-
cuando le hablé algo desconcertado de que yo le hubiera dirigido más de dos palabras. Era de suponer que nadie esperara que la dichosa reina hablara a un desconocido.

-No sabria decirle con exactitud señorita, no me fue mencionado que es. Solo se que es importante para el rey- me sorprendí al escucharlo hablar. No pensé que en realidad me fuera a contestar sobre ese tema. ¿Algo importante? ¿Si era importante por qué pasar y aventurarse al reino enemigo?

-Si usted cree que es de esa manera, entonces lo mejor será no hablar de ello- dijo ante mi segundo comentario. El tipo parecía estar hecho de acero, no mostraba más emoción. "Por algo esta en ese puesto ¿No?" Pensé recordando a Alice y a otros de los que estaban en la armada. Los hombres siempre parecían no tener reacciones humanas. Y lo tenía comprobado, en sus mejores tiempos había intentado seducir a un general de su ejercito y el muy desdichado no había caído al igual que lo demás. Solo por eso seguía vivo y en su puesto, hombres así eran pocos.

-Credo. Un placer- Me respondió educadamente cuando le pregunte su nombre.

Nuevamente, hizo una reverencia, y por momentos estuve tentada a hacer lo mismo, la costumbre diría yo. No tanto como Duqueza, pero si como una chica cualquiera que quería pasar desapercibida, muchas veces les había hecho reverencia a mis propios generales y comandantes, que días después cuando me veían caminando en el palacio casi morían de un infarto.

"No Cissy, tu ya no haces reverencias" me reprendí mentalmente, apretando el puente de mi nariz entre mis ojos. Cada vez me convencía de lo frustrante que era tener un rango en la nobleza, en ocaciones solo deseaba ser una campecina cualquiera. Seguramente como campesina ni siquiera hubiera recibido esa mirada de odio que ahora me tenía tan intriagada. Maldita manía la mía de ser como una niña curiosa.

—Cissy - le contesté a forma de presentación y sonriendo moderadamente. "¿La reina Cissy? Por las rosas del reino, que ridícula eres, además él ya debe saber tu nombre" —Cecilie - clarifiqué —Un gusto conocerle ... - mordí mi labio inferior al ver bien su chaqueta, si mi conocimiento no estaba mal, esas barritas significaban algo. Mis soldados traían dos, pero ese hombre traía cuatro, así que era más que un simple soldado —¿General? - me aventuré a decir.

Por la forma de ser del hombre, bien le pude decir príncipe o lacayo y hubiera accedido sin replicar. Era demasiado apropiado, demasiado recto, se mostraba tan propio e inquebrantable que solo provocaba que mi duda aumentara más. ¿Por que había dejado salir a flote esa emoción de ira al verme pasar?
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Mensaje por Credo Jue Nov 03, 2011 3:43 am

¿Cissy? El fino oido del Castaño percibio aquel "nombre"... ¿Nombre? No, era mas como un apodo cariñoso y suave... ¿Podia ser que la chica aun no se acostumbraba a su rango?, era normal, despues de todo, a lo que sabia, no hacia mucho que fue coronada.

-El gusto es mio-


Cordialidad meramente, no le es grato saber que tiene a un rey de corazones enfrente... y sin guardia. Se reprendio mentalmente ante la patetica idea que le habia pasado por la mente. ¡Estaba mal! El no era un asesino como ellos. Solamente sonrio, afable. Nego con suavidad ante la cuestion ahora mencionada por la joven.

-Capitan*-

Rectifico sin ser grosero, y es que, sabe bien las consecuencias que trae una falta ante la realeza, y mucho mas en aquel conocido reino en donde el liquido carmin era "visto con facilidad". Se atrevio a sacar un poco mas de conversacion, aunque quiza esto no era muy propio.

-Es a lo mucho que puede aspirar un semi humano-

Y con gran dificultad se habia colocado en ese puesto, pero si estaba, era por algo, por haberselo ganado, y no por favores. En un principio su estadia en la armada había sido dificil dada su rebeldia y por la manera en que le habian enrolado "Obligada" ¿Y gracias a quien? Claro, los antiguos reyes de corazones. Si Credo mostraba ese comportamiento, era por algo, se le habia obligado a actuar tal como es, a comportarse de esa forma... A ser quien es... De pronto la idea de ser un leñador como su padre no sonaba tan mal. Pero bueno, el pasado es pasado y lo que cuenta es que ahora tiene a la reina frente suyo.

-Si me permite verme atrevido señorita ¿En donde esta su escolta?-


Si, raro... ¿Por que se habria acercado solamente a "Saludarle"? ?Y sin guardias que estuviesen al pendiente de ella?

---

OFF:
*El rango de Credo en estos momentos es el de Capitan, el Rango de General se lo gana durante la trama de la Reina Roja.
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Mensaje por Invitado Sáb Nov 05, 2011 2:23 pm

Me miro de forma algo extraña antes de hablar, suponía que se había extrañado ante mi descuido de presentarme como lo solía hacer desde hace mucho. "Cissy" me gustaba más que Cecilie. Cecilie sonaba como si ya fuera mayor y no me gustaba sentirme vieja.

-El gusto es mio-

Cordialidad meramente, no le es grato saber que tiene a un rey de corazones enfrente... y sin guardia. Se reprendio mentalmente ante la patetica idea que le habia pasado por la mente. ¡Estaba mal! El no era un asesino como ellos. Solamente sonrio, afable. Nego con suavidad ante la cuestion ahora mencionada por la joven.

-Capitan*- - me rectificó en un tono amable. Sonreí y asistí, sintiéndome algo despistada al no poder reconocer los rangos de la misma forma que lo hacía mi hermana o cualquier rey para el caso. Se suponía que debíamos de saber distinguir a todos para no cometer el error de hablar de más o menos dependiendo de lo relevante que fueran.

-Es a lo mucho que puede aspirar un semi humano-

—¿Semi-Humano? - pregunté enarcando las cejas y lo observé mejor. En su cabeza destacaban las orejas castañas que se confundían un poco con su cabello, pero las puntas blancas las hacía resaltar. Había dejado pasar de lado ese detalle por alguna razón.

Me quedé callada pensando en algo, pero antes de argumentar, él habló.


-Si me permite verme atrevido señorita ¿En donde esta su escolta?-
pregunto tranquilamente. Era más que comprensible que le extrañara la situación. Me le había acercado a hablarle sin ninguna razón aparente y seguía sin tener algún argumento razonable, solo la intriga de su mirada.

—No se ve atrevido - contesté primero, para ligeramente voltear a ver el bar donde los guardias habían entrado cuando les dije que me dejaran —Toman un descanso en ese lugar. En lo personal necesitaba algo de aire fresco... - guardé silencio unos instantes y dejé de ver el lugar para volverlo a ver a él, sonriendo de medio lado.

El hombre me miró expectante, como esperando que dijera más y es que posiblemente mi expresión delataba la impaciencia que tenía en esos momentos, pero ya no era por saber el porque de su enojo, si no por decir lo que pensaba de los semi-humanos. Viendo que no decía nada, me animé a decirlo de una vez.

—Si me permite decirlo... - comencé a hablar con cierto tono de duda, pues no estaba segura de como lo pudiera tomar —No tiene nada de malo ser semi-humano y me parece ridículo que no se les de el crédito que se merecen o que los subestimen - recité de corrido casi sin respirar. Ya tomando más aire sonreí tímidamente y en un tono bajo comencé a hablar.

— Hace algún tiempo cuando era Duqueza conocí a un semi-humano, uno muy peculiar que pese a la situación tan ridícula en la que nos conocimos me calló muy bien y aun le recuerdo con cariño. Él había entrado al castillo a robar, me venció en una riña cuando se lo intenté impedir, finalmente robó las joyas de mi hermana y me había herido me de gravedad, pero me curó y cuando la entonces reina apareció escapamos como ladrones los dos. Él se fue con las joyas de la corona y yo volví al castillo como si no hubiera pasado nada... - confesé y me mordí e labio por reflejo. Pues sabía que no era apropiado lo que acaba de decir. ¿Confesar algo tan personal a un desconocido? ¿Y luego a un miembro de la armada de otro reino? Si alguno de los consejeros de la corona se enterara me iba a matar...

—El punto es que sea cual sea la situación, son buenas personas y por experiencia propia aseguro que pelean mejor que cualquier general del ejercito real - finalice, dándome un pequeño golpe en el mentón. Nuevamente hablé de más, mejor dicho acaba de decir que en el ejercito no teníamos gente muy buena y eso se podía mal interpretar. Lo mejor sería quedarme callada.

Pasaron unos segundos en los que él me observó, me sentí incomoda y como una tonta. ¿Qué estaría pensando de mí? "Pues que no sirves para reina. Mira que dar tanta información de ti y de tu reino y.... poco te faltó para ofrecerle los registro reales. Tonta, tonta... tonta Cissy"

Aclaré mi garganta y seguí hablando con un tono más sería y calmado. Intentando restarle importancia a toda la sarta de tonterías que acaba de confesar.

—¿Y? Asumo que usted no viene solo ¿O si? - pregunté algo más neutra, intentando ser "casual" y mirando al rededor disimuladamente, para comprobar dos cosas: La gente del lugar nos miraba, o me miraba. Y el hombre parecía estar solo ¿Sin caballo? ¿Sin el encargo que suponía entregar? ¿O el encargo sería muy pequeño que lo traía en su vestimenta?

---

OFF:
*Oh oki ^^ no sabia cofcof

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Mensaje por Credo Sáb Nov 05, 2011 11:41 pm

Ju, tipico, descansar en el bar, pero a lo que Credo habia alcanzado a observar la chica les habia pedido retirarse, o al menos esa impresion le habia dado. Pero bueno, no es quien para parar a preguntarle cosas triviales a la realeza.

-Ya veo-

Fue lo que alcanzo a decir al comentario de la pelirroja ante los de su especie. ¿Si pensaba de esa manera entonces porque algunos de los suyos habian mandado a llevar "una mascota" hasta palacio? No comprendia...

-A veces no es mas que el valor de un perro arrinconado, no obstante, tambien depende de la situacion, he visto a buenos soldados acobardarse en batalla, y a un simple granjero pelear por su unico caballo valientemente con afan de defender lo poco que posee-

Unos cuantos instantes de silencio le miro luego de haber musitado aquella extraña anecdota, hasta que la chica vestida de negro irrumpio con su pregunta.

Nego suavemente con la cabeza, antes de elevar la diestra para hacer un ademan invitandole dirigir su mirada hasta un poco mas alla de la taberna donde sus soldados estaban. Y donde, de vez en vez, posaba su mirada para vigilar que todo estuviese en orden con las monturas.

-Vengo con un pequeño grupo. No obstante los muy vagos pidieron un tiempo libre, les di unos cuantos minutos.

Le miro. Claro, Credo es bastante estricto como para tomarse unos minutos libres en servicio. Y sumado a que no le es muy grato estar en dicho lugar, sin embargo, lo discimulaba bastante bien.
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Mensaje por Invitado Dom Nov 06, 2011 12:48 am

Lo primero en decir fue en respuesta a mis anteriores palabras.

-A veces no es mas que el valor de un perro arrinconado, no obstante, tambien depende de la situacion, he visto a buenos soldados acobardarse en batalla, y a un simple granjero pelear por su unico caballo valientemente con afan de defender lo poco que posee- dijo calmadamente y concordaba con él.

El instinto de supervivencia era increíblemente fuerte cuando te vez en situaciones extrema y lo que esta en juego es todo lo que tienes. Un soldado pelea por un suelo, los más dedicados pelean por orgullo y gloria, pero cuando no tienes nada que ganar y todo que perder, de la misma forma cuando ya no se tiene nada que perder y se gana algo luchando, las situaciones extreman provocaban que los instintos asesinos salieran a flote,.

—Es extraño... - musité en voz baja. Me acordé de mi misma cuando lo que había pasado años atrás. Cuando mis abuelos murieron ya no tenía nada que perder y matar se me hizo tan fácil, tanto que nunca reparé en lo que me podría pasar, simplemente actuaba buscando mi tranquilidad.

Después de mi pregunta sobre si venía solo él negó con la cabeza y me señaló un lugar más allá de la taberna. Se podía visualizar un grupo pequeño de hombres que iban con él, suponía, y algunos caballos con sus acostumbradas cargas en la montadura.

—Ya veo - le dije, girándome de nuevo a él.

-Vengo con un pequeño grupo. No obstante los muy vagos pidieron un tiempo libre, les di unos cuantos minutos. - dijo desinteresadamente, lo que me pareció un poco extraño.

—¿Y usted no piensa tomar un descanso? - cuestione curiosa y sonriendo de forma tonta —No sé, tomar algo para refrescarse, sentarse, comer... el camino desde aquí al reino de diamante no es muy corto y benevolente que digamos, menos si hablamos que andan a caballo.

El tipo me miro como si yo estuviera loca y no lo culpaba, yo misma admitía que lo estaba. Pero me parecía ilógico que no quisiera descansar con sus compañeros ¿A caso tendría mucha prisa? ¿O no le gustaba estar ahí?
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Mensaje por Credo Dom Nov 06, 2011 1:54 am

El canido miro a la joven arqueando una ceja, un tanto extrañado ante la pregunta hecha previamente. ¿Alguien de la realeza preocupandose de esa manera por un militar? Si que era extraño, pero bueno, en ocasiones sus mismos compañeros solian hacerle la misma propuesta.

Dejo escapar una leve risa agradable, aunque por lo bajo.

-Me temo que el capitan de la guardia no tiene tiempo para eso.-


Bueno si, habia tomado desayuno con su grupo antes de que la reina apareciera con su escolta por el sitio. Sabia y estaba consciente que el camino hasta Diamantes no es nada facil, en eso le daba la razon. Aunque por como hablaba Cecilie parecia ya haber visitado el lugar.

-Habla como si ya hubiese estado en sus calles. ¿Su majestad ha estado en el reino de Diamantes?-

Continua con la platica, como semi humano, y con algo de entrenamiento militar, el moreno puede percatarse que toda la charla esconde algo, y debe averiguarlo... Es decir, sentia que cecilie estaba haciendo mucho rodeo para cuestionar algo importante.

Y. aunque no se encontrase comodo, el iba a estar alli hasta que su majestad decidiera retirarse, no queria cometer una falla que pudiese desencadenar algo mas serio, pues las relaciones entre los reyes de los cuatro reinos, no era muy buena que digamos.
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