Robar para vivir, Vivir para robar (Priv. Aisu)

Hacía tiempo que no visitaba el Reino de Diamantes, en apariencia ese reino no había afectado directamente a su gente pero prefería otorgar el beneficio de la duda. A cualquiera que no fuera un animal o un semi-humano, sus pertenencias no serían respetadas por ella. ¿Cómo una minoría vivía en tan malas condiciones comparados con otros?
No entendía de política, no entendía del poder o la guerra. Pero entendía el valor de las cosas, el dinero. Y si eso ayudaba al estilo de vida de sus "enemigos", entonces les afectaría justamente en eso.

Lyra usaba sus habilidades para esconderse y un poco de ingenio para bromear u ocultarse. En ese momento iba caminando con una capa y una capucha para ocultar su cara y en especial sus alas. Los humanos eran fáciles de engañar si te parecías a ellos y ella no dudaba en abusar de esa tonta confianza entre los de su especie.

Caminó por mercados y calles comerciales para ver si conseguía algo que le llamara la atención pero que fuera posible de robar. Podía ser algo para si misma, lo necesitara o no; o podría ser para alguien más. Pero Lyra no se decía, su nariz olía las panaderías con su fresco producto o sus ojos como rubíes resplandecían como las joyas de la joyería que eran brillantes y hermosas.

La joyería parecía un buen lugar, así que antes de aproximarse empezó a encorvarse más y ocultó su cuerpo y cara, poniendose unos guantes para no revelar que su piel era joven y tersa.
Se había puesto aun más indefensa para la gente. Ahora solo sería una dulce ancianita con una voz de los más melosa y adorable que alguien podría tener.

Solo esperaba disimuladamente, esperando entrar cuando más clientes hubiera para robar.

Se encontraba de pie en medio del bullicio que significaban todos esos olores, colores y sonidos que componían aquel agitado mercado; para Aisu era la primera vez que veía tantas personas juntas yendo y viniendo, sintiéndose algo intimidado por ello, por lo que estaba a un lado del camino donde no molestaría a nadie, permaneciendo invisible.

Mientras observaba asombrado todo lo que aquel mercado podía ofrecer, trataba de recordar la razón por la que estaba allí; él nunca se alejaba de su bosque, al menos no demasiado, y jamás se acerco a ninguno de los 4 reinos por lo que debía haber una buena razón para que ahora se encontrara en un congestionado mercado en el reino de Diamante ¿verdad?


Aquella mañana inicio como cualquier otra, las aves cantaban, el viento soplaba y los animales hacían lo que sea que hacen los animales salvajes temprano en la mañana mientras Aisu salía perezoso de su madriguera, algo más adormilado que de costumbre ya que no había podido dormir muy bien en la noche anterior.

Así mientras deambulaba torpemente por el bosque, le repentino silencio de las aves, y el relincho de un caballo a lo lejos le indico que una carreta se acercaba, y dormido o no aquello solo significaba una cosa para Aisu, que se acercaba una victima por lo que se puso rápidamente en posición para una emboscada; una ves preparado solo se quedo a esperar a que la carreta se acercara para saltar invisible sobre ella y así robarle cualquier cosa bonita y brillante.

Una vez sobre la carreta aun sin ser detectado se encontró que no llevaba nada de valor solo telas y algunas canastas con frutas, la cual no dudo en comer ya que estaba hambriento, siendo entonces cuando el cansancio le cobro factura, haciendo que aquellas telas se vieran irresistiblemente cómodas y antes de siquiera darse cuenta estaba tapado con ellas profundamente dormido, siendo que para cuando despertó la carreta se había detenido en el mercado en el reino diamante.


Sea como sea que llego allí solo recordaba que fue suavecito y cómodo, pero dejando de lado el misterio de cómo término en aquel lugar, Aisu tenía el pequeño problema que no sabia como volver al bosque.

Supongo que solo debo caminar hasta ver muchos árboles…

Pensó despreocupado, y ya con aquel infalible plan para regresar a casa podía hacer lo que ahora mismo cada fibra de su ser le estaba exigiendo, explorar aquel lugar de seguro tendría cosas interesantes y entretenidas que ver, o cosas que probar o aun mejor cosas lindas y brillantes que podría llevarse a su casa.

Así comenzó su travesía, recorriendo el lugar maravillado pero hasta el momento no había mucho que le llamara la atención, y aunque habían uno que otro puesto con cosas brillantes por uno u otro motivo no fueron de su interés, pero todo cambio cuando paso frente a una tienda, simplemente se quedo con el hocico pegado a la ventana viendo maravillado el interior, obviamente nunca dejo de ser invisible.

-son tan lindas… y brillan y… y las quiero…-

Dijo para si mismo con emoción, siendo que estaba tan entusiasmado y apresurado por entrar que choco con una ancianita que también entraba, por suerte no al tiro, aunque sin lugar a dudas debía ser interesante ver como lo que parecía ser un manchon borroso inclinadoce sobre aquella “ancianita” una y otra ves mientras una vocecita pedía disculpas sin parar.

-lo... lo siento… yo... yo no me fije por donde iba… lo siento mucho…. No la lastime? Se encuentra bien? Puedo hacer algo por usted? Quiere agua?-

Cuestionaba más que preocupado por al anciana que acababa de golpear, haciéndose visible, mirándola con las orejas bajas y la cola entre las piernas, obviamente se sentía culpable, ya que estaba muy mal maltratar a los ancianos.

Estaba muy ocupada viendo salir y salir a los clientes, oyendo tonos de voz que pudiera identificar y usar para confundirles.
Las ideas pasaban por su cabeza intentando ver cual era el mejor escenario que podía dar posibilidad al robo pero fue tumbada por algo que no había visto, incluso al caer se aferró más a su gabardina para evitar ser vista como la jovencita que era; y peor aun, semi-humana.

- Oh Dios.. Oh dios - dijo aun con la voz de viejita mientras alzaba la mirada. Pero al ver que algo estaba apareciendo de la nada hizo que diera un grito ahogado.

Sus palabras poco hicieron efecto o consideración, su mente quedó trabajando con la habilidad de ese animal que hablaba.
Las ideas empezaban a hacerse mejores y no iba a dudar de usar a un "niño", pues así es como lo oía, para que su plan funcionara.

- Pequeño, no te preocupes - dijo mientras se levantaba con pesadez. - Podrías hacer el favor de acompañar a esta pobre anciana, y podría considerar como puedes enmendar tu error.

Con una mano le hizo la seña de que le siguiera y ella caminó con calma hasta un callejón donde nadie la viera.

- He visto que tienes un truco asombroso pequeño - dijo con su voz de viejita para luego de manera dramática cambiar a otra voz, la que el mismo zorrito poseía. - Pero no eres el único que posee un talento especial.

Movió un poco su capucha y dejó ver su cara. Sus cabellos eran negros, su piel tersa y clara, luego sus ojos eran rojos pero vibrantes.
Lyra aclaró un poco su garganta para usar otra voz de joven, no era la suya pero no quería usarla.

- Mira, quisiera que me ayudaras a robarme unas cosas de la joyería pero si nos aliamos haciendo un buen uso de nuestras virtudes, será pan comido... - se sentó de cuclillas mientras acariciaba la cabeza del zorro - Claro, si no quieres no lo harás, pero mas te vale que no digas nada de que debajo de estas ropas está una joven y no una vieja.

Estaba completamente arrepentido por lo que había echo, así que no dudo un segundo ante la propuesta de compensarle, iluminadosele los ojitos con esperanzas al ver que podía remendar su error, y así asintió enérgicamente para seguirla ya con una actitud muy alegre y positiva, en verdad de muy buen humor.

-un truco?... yo no se hacer magia...-

Dijo al instante, viéndole completamente perdido ante aquel comentario, incluso se reviso las ropas, no sea cosa que de que llevara algún truco y no era cociente de ello, pero abandono aquella búsqueda al oír su propia voz, mirando a aquella "ancianita" sorprendido peor luego preocupado.

-probando..um...em... hola? ... moshi moshi?.... um.. tres triste tigles....-

Se apresuro a hablar, no importaba el que pero al ves que aun tenia su propia voz dio un largo suspiro de alivio.

-pensé... pensé que me habías robado la voz...-

Dijo aun entre suspiros de alivio para poner sus orejas en alto al oír aquella propuesta, sus ojos se iluminaron completamente, su colita se meneaba enloquecida de un lado a otro, obviamente la propuesta le encantaba.

-yo..yo no quiero pan solo las cosas bonitas y brillantes -

Respondió aun emocionado, pero de la nada puso una expresión desconfiada, si lo pensaba aquella mujer de la nada le propuso robar algo que el ya planeaba robar así que ¿como sabia que podía confiar en ella?, mirándole severo se cruzo de brazos.

-primero quieto verte la cara y que lo jures con al mano en el corazón que no me engañaras y me dejaras sin cosas lindas y brillantes... y... y que yo puedo elegir primero las cosas lindas de todo lo que robemos y.... y... um... hagamos una fiesta si todo sale bien y um... si me atrapan debes prometer rescatarme... por...porque si te atrapan yo si te rescatare!!...-

Impuso esas condiciones estirando su mano hacia ella para cerrar el trato, volviendo a sonreír y mover su cola emocionado.

-ohh!! yo soy Aisu ...-

Concluyo al final presentándose con una gran y encantadora sonrisa de oreja a oreja.

- Criatura, yo solo copio... no puedo robar ese tipo de cosas, aunque sería muy divertido - se volvió a cubrir la cara con la capucha que aun escondía esa sonrisa de oír que había tomado el dicho al pie de la letra. Bueno, al menos había entendido el punto y además lo había aceptado.

Ella iba escuchando las peticiones del pequeño, a ella le gustaban las cosas llamativas pero no era su objetivo principal por el que robaba. Lo primer era peligroso pero aun así de nuevo se quitó la capucha, esta vez por completo, dejando ver a una joven de ojos rojos y piel clara.

- Espero que ahora si confíes en mi... No te preocupes, jamás traicionaría a alguien de los míos - dijo con una sonrisa sincera mientras se volvía a cubrir - A los únicos que les tengo respeto es a ustedes los animales pensantes y a los semi-humanos.

Lyra se enderezó un poco mientras ponía su mano en el corazón y empezaba a decir un juramento solemne para el pequeño.

- Juro que te dejaré agarrar las cosas mas bonitas, de todo lo que tomemos lo contaremos y podrás agarrar la mitad... Además de que auxiliaré a mi compañero en caso de que me necesite así como yo espero que el me ayude - dijo mientras volvía poco a poco a esa pose que la hacía parecer una vieja - Me llamo Lyra.

Luego tomó al pequeño detrás de un poste en lo que le tapaba la boca con una mano. Había visto algo que la había asustado por un momento pero aun quería mantenerse escondida.

- No te asustes, vi a unos guardias - le susurró en lo que se asomaba para ver si ya habían pasado pero ahi estaba de guardia por unos minutos antes de irse - El mercado es muy grande así que ellos tardan en volver a este punto 30 minutos, hay que tener en cuenta eso. - lo soltó con cuidado antes de volver a arrodillarse para verlo - Mira, tengo un plan, pero debes permanecer invisible... La idea es que entraremos cuando halla mas gente, yo estaré ahi para distraer a los trabajadores imitando las voces de otros clientes para que vallan a buscar algo o viceversa, cuando ellos no estén atentos tu tomarás las cosas. - tomó una de sus bolsas más pequeñas que tenía y se las dio al pequeño Aisu - Puedes guardar unas ahi, cuando no tengas espacio ponlas en la mía, yo también estaré metiendo cosas en la mía... Tendremos que salir antes de que se generen sospechas, yo gritaré  con esta voz - esta vez cambió a la de una mujer señorona y pomposa - ¡Oh dios mío, un ratón! - carraspeo antes de volver a su voz de viejecita - Cuando la oigas quiero que salgas de ahi primero, yo te sigo, quiero que te mezcles en la multitud conmigo... Tu volverás a ser visible y yo me quitaré mi capucha, pero aparenta ser normal, no te pongas nervioso... Si algo sale mal y los guardias nos persiguen, quiero que saltes a mi, se como saldremos de aquí. ¿Entendido?

Todo el plan que tenía fue modificado a bien de que el otro jamás fuera capturado. Al ser él el invisible ni siquiera tendrían a un sospechoso pero ella quedaría aunque dudaban que siquiera fueran a molestarla por ser una viejita.

La miro sorprendido un raro, al ver que aquella ancianita no ancianita, había resultado ser una joven bastante bonita, pero eso no impidió que la mirara severo y desconfiado hasta verla hacer aquel juramento, relajando al instante su mirada sonriendole ampliamente.

-tienes una voz rara Lyra...-

Comento, y no, no se refería a la habilidad de la muchacha para imitar voces, sino que Aisu tenia la sensación de que aquella voz no estaba bien, como si no fuera del todo la voz correcta, peor no tubo tiempo en adentrare más en esos pensamientos cuando fue tomado de aquella forma sorpresiva.

-¡¡me asustaste!!-

La regaño haciendo un pequeño puchero, cuando fue nuevamente sorprendido pero ahora pro aquel plan de robo tan, al menos en sus estándares, complicado; mirándola en blanco unos segundos, para revisar entre sus propias ropas sacando un papel y lápiz, comenzado a hacer una lista.

Lista para robo con Lira:
1-acerme inibisible ¿invisible?.
2-poner muchas cosas lindas en las volsas.
3-exscapar de un ratón.
4-esperar a Lira fuera.
5-saltar en Lira.

Murmuro cada paso conforme lo escribía, obviamente su ortografía no era la mejor y su letra tampoco de la más prolija pero si entendible, pero cumpliría su propósito de recordarle a Aisu todas las cosas que tenia que hacer.

-entonces me hago invisible, tomo muchas de las cosas lindas y brillantes, me voy cuando pase lo del ratón y te espero a fuera, y salto en ti-

Repitió repasando la lista, para tomar su mano y tirar ansioso de ella, haciéndose invisible mientras la llevaba hacia la joyería.

-rápido o se llevaran las mejores!!-

Decía obviamente impaciente y ansioso, por cometer aquel robo, era la primera ves que tenia un compañero de crimen, ademas de ser la primer vez que pondría sus manos en joyas, así que para Aisu todo aquello era un acontecimiento.

Así una ves llegaron y entraron de nuevo, el único problema era que sus poderes no eran perfectos, así que durante  un parpadeo, cuando sacio la lista de entre sus ropas esta era visible antes de que su poder la hiciera invisible nuevamente, asi, tras leerla nuevamente puso manos a la obra, comenzando a tomar joyas de aquí y allá con cuidado de no ser visto o levantar sospechas, aunque  quizás no lo hacia muy bien considerando que cada tanto se veía un pedazo de papel flotar en el aire por unas centésimas de segundos, mientras repasaba la lista para no olvidar nada.