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Mensaje por Ky kiske Sáb Sep 14, 2013 3:25 am

-¡Explícame esto!-Exigió con la más demandante de los tonos.

¿Cómo era posible? ¿Cómo es que de la noche a la mañana la tregua que tanto anheló se había hecho añicos como un espejo frente un fuerte golpe?

Se llevó la mano hasta el cabello rubio para subirla lentamente, intentando tranquilizarse. Frente a él, mal herido y sobre una de sus rodillas yacía el más fiel de sus hombres: Credo Southworth, el general.

Quería o mejor dicho, intentaba el razonar correctamente, sabe que le jugaron una trampa a Credo, su general habló acerca de una traición de los soldados de rojo y aun así no deja de pensar que hay algo extraño que no cuadra en todo eso.

¿Por qué aquella tetra?

"De no cumplirse lo que he manifestado en este tratado de tregua, la gloriosa reina de Corazones, su Alteza Serenísima Sarah Vilhem, tendrá a cambio mi vida para disponer de ella como su majestad vea apropiado y meritorio."

Una gruesa gota de sudor recorrió la mejilla de su majestad de diamantes... ¿por qué? Ladeó la mirada y apretó los puños. Su vida ya no le pertenecía... Cerró los ojos un momento, ¿por qué ahora? vio una ligera esperanza de que las cosas mejoraran y aun mas al enterarse que sería padre, mas ahora la tristeza le embargaba ¿es que acaso ese chiquillo que se aproxima no conocería a su padre?

-Majestad… hay… hay algo que quiero decirle- Y aunque no quisiera, el rey de diamantes prestó su entera atención a aquel can. Conforme las palabras salían de esos morenos labios la expresión de incredulidad aumentaba en las blancas facciones del soberano.

-¡Llévenselo!- Perdió la compostura, lo mejor del momento era sacar de su vista al general. El cual irónicamente ni siquiera puso resistencia al arresto, eso sería lo peor de todo…

Pero todos esos actos que ejercía en el momento escondían algo que desde hacía mucho el soberano no experimentaba: Miedo.

Pidió estar a solas un momento, la desesperación hacia presa de él, pero no había marcha atrás, la reina de corazones  y el llegaron a ese acuerdo, sino iba personalmente, tarde o temprano irían a buscarle.  ¿Pero que había de los traidores?

Sumido en sus pensamientos fue como se dirigió hasta palacio de corazones, no sin antes dejar una carta a su esposa donde explicaba sus motivos y claro está, la despedida misma. No tuvo el valor de encarar a Charlotte y sabía que de hacerlo ella no permitiría su partida.

Y al final, helo ahí, esperando la audición con su majestad, justo como aquel día en que se  firmó el tratado “ojo de tormenta” Dio un par de inseguros pasos, antes de ser anunciado…

La tortura había comenzado...
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Mensaje por Sarah Vilhelm Dom Sep 15, 2013 1:28 am

"Más de una vez cerré los ojos pensando que, mientras yo dormía, él se despertaría a media noche dispuesto a acabar con mi vida. Pero no lo pensaba en serio, sólo aparecía en mi mente como una posibilidad."
Fragmento de "La historia de la familia real de Rojo",
por Sarah Vilhelm.


Era ya muy tarde cuando Su Majestad despertó. Era demasiado tarde para todo, para ver  a Credo... Para decir la verdad...

Tras horas de estar en cama atrapada en sus propios pensamientos, logró volver a la realidad. El problema era que no se acordaba de lo ocurrido después de quedarse dormida a un lado del General… Sí, había unas cuantas imágenes descontextualizadas, pero nada más.

Recordaba el calor del cuerpo de Southworth y sus palabras… Y recordaba vagamente la sangre y la oscuridad. Ya no sabía si realmente le habían tendido una trampa a Credo o fue él quien se atrevió a atacar… Después de todo, ¿no era cierto que las marcas de sus uñas se habían pintado en su cuello?

"No pudo ser él…" pensaba, mirándose las manos. "¿Pero entonces porqué intenté defenderme? ¿Por qué peleé con él?"


Después todo se complicó, cuando Sarah tuvo que mentirle a los soldados y al consejero Cornel Orchid. No podía decirles lo que tenía con Credo Southworth, así que inventó un hilo de mentiras en la que una llevaba a otra… Y cada una era más complicada que la interior. Sarah las estaba anotando todas porque no creía poder mantenerlas en su memoria, pero cuando hablaba sonaba coherente… A veces. Y cuando cometía errores simplemente lo adjudicaba a su pobre condición.

Mas aunque así pareciera, Su Alteza Serenísima no se quedó sin hacer nada. En secreto, había llamado al Jabberwocky para que se encargara de desaparecer a los soldados cuyos rostros ella recordaba. No fue sencillo. Sarah estuvo presente durante el pase de lista de los últimos 3 días… Y cuando finalmente identificó a esos hombres como sujetos de la Armada, supo que tenían que morir.



Ahora se removía en el trono, sintiéndose desesperada. Necesitaba ver a Credo… Necesitaba saber qué había pasado con él, necesitaba ver cómo estaba, pero…

-¡Su Real Majestad, el rey de Diamantes Ky Kiske! -fue anunciado apenas llegó. Le habían avisado a Sarah que él se encontraba en camino en busca de una audiencia, pero ella no sabía qué hacer. No tenía idea de cuáles serían las intenciones de Kiske, mas estaba segura de que si él iba al reino de Corazones sería únicamente a darle problemas…

-¡Rey Ky! -le saludó con seriedad, extendiendo los brazos hacia los lados en una sarcástica expresión de grandeza. Luego se levantó del trono y caminó muy lentamente bajando las escaleras. Su cuerpo había quedado muy débil y dañado y apenas se estaba recuperando.

El paje invitó a Kiske a cruzar la sala junto a él. En medio de los mosaicos blancos del salón se divisaba un largo camino alfombrado con rojo. Y, a los lados, dos filas enormes de soldados se mantenían en su posición. La reina esperaba a Ky justo del otro lado… Pero no lucía como ella misma, con aquél vestido blanco ver a Sarah era como ver a un ánima...
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Mensaje por Ky kiske Mar Sep 17, 2013 2:24 am

Si se llevase la mano a la parte izquierda del pecho el soberano de diamantes podría sentir con gran facilidad lo acelerado que latía su corazón

Los segundos se extendían enormemente como si de eternidad se tratasen. Volvió a tomar aire unos momentos. Y finalmente, su titulo seguido por su nombre, ya no había marcha atrás. Cada paso que daba sentía como la tensión en el ambiente crecía sofocándole. Se llevó la diestra hasta el hombro contrario para hacer una respetuosa reverencia a su majestad cuando la misma le saludó.

Miro el suelo como si con ello pretendiese encontrar todas las respuestas a tan funestos problemas que se habían visto últimamente entre ambos reinos. Se incorporó. Le miró con un deje de sorpresa en las blancas facciones, al mirarle, supo que las palabras dichas por su general eran sinceras.

-"Majestad, hay algo que debo decirle"- La voz del general vino a él, como si le escuchase nuevamente, y en ese lugar. -Tal vez de mencionar esto he de quedar como un miserable traidor, pero siempre he buscado lo mejor para el reino de diamantes y usted lo sabe. A las altas horas de la noche desperté en un sitio desconocido, un grupo de soldados de rojo pretendía sacarme información que, no existía como tal--

-"¿Que es lo que buscaban?"- Preguntó en su intriga el rey. Y entonces pudo observar como el general pasaba pesadamente saliva, como si quisiere hacerse de valor para hablar frente suyo

Era peor de lo que creía, lo supo al percatarse que southworth desvió la mirada.

-Querían saber si... Si es que usted me envió a Corazones tan solo para acostarme con su majestad de Rojo- Obviamente, la sorpresa no se hizo de esperar en el -Pero el problema no termina ahí... secuestraron a su majestad de corazones y le hirieron... Todo es mi culpa,  yo ¡Amo a su majestad Sarah vilhem y jamás le pondría un dedo encima! pudo haberme matado y aun así no hice por defenderme-

¿Y entonces por que aseguraban que él mismo hirió a Sarah con su espada?

Eso era lo que no cuadraba.

Cayo en cuenta que guardo silencio por unos instantes, pudiendo verse grosero por ello.

-Creo que se preguntara el porqué de mi visita- Añadió finalmente, pretendiendo calma en su tono de voz -El tratado ha sido roto por parte de mi general, creo que usted sabe bien que significa esto-

No era valor el mencionarlo directamente, era resignación.

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Mensaje por Sarah Vilhelm Mar Sep 17, 2013 3:25 am

Sarah miró fijamente a Ky, esperando ver a través de sus ojos como solía ser capaz de hacerlo. Clavó sus ojos en los de él y, sin embargo, no pudo ver nada. Era como si Ky Kiske estuviese ocultando todo lo que sentía, de manera que parecía estar completamente vacío.

Pero… ¿por qué?

Su Alteza Serenísima al principio no lo comprendió. Y entonces dirigió la vista hacia los miembros del Alto Consejo y sus viejas y oscuras miradas se lo dijeron. La mujer enmudeció. Sabía bien lo que significaba eso…

El honorable rey de Diamantes Ky Kiske.

Muerto.

Al fin.

¿Quién diría que la reina de Corazones terminase logrando sus objetivos gracias a un perro?

Sarah sintió cómo su respiración se paraba y sus ojos temblaban en un parpadeo. Tragó saliva incómodamente. Sabía que aquello no era cierto. La tregua no había terminado por culpa de Credo. Más bien había sido ella quien faltó al tratado por no poder protegerlo…

Pero Su Majestad no podía decírselo a nadie. Estaba atada al silencio. ¿O qué diría en la Real Audiencia? ¿Se pondría de pie para gritarle a todos que les había mentido y que en realidad amaba al General Credo?

Sarah observó a Kiske y luego barrió con su gélida mirada todos los que se encontraban presentes. La sala estaba llena.  Y eso no estaba bien.

Se sentía descubierta.

Suspiró, decidiendo que debía conservar la calma o todos se darían cuenta.

“El tratado ha sido roto por parte de mi General…”  No era cierto… Pero Sarah no podía decir la verdad. Sintió cómo se le hacía pedazos la conciencia.

-Significa que puedo hacer con su vida lo que yo quiera –dijo caminando hacia él lentamente.- Pero siempre estoy abierta a las sugerencias –sonrió. Se sentía tan triste, tan injusta, tan falsa…

Volteó a ver a los demás y continuó:

-Que todos abandonen la sala. Esta conversación es exclusivamente entre el rey Ky y yo.
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Mensaje por Ky kiske Mar Sep 17, 2013 3:43 am

La manera en la que ella paseó su mirada sobre los del consejo, fue para el rey como si ella misma cuestionara la manera más cruel de terminar con su vida.

Y el soberano no podía hacer nada al respeto. Si, tendrá el dominio sobre el rayo, pero de nada le servía si no estaba armado con aquella espada que le permite controlar y moderar su magia, así que, técnicamente podría herirse por error al tratar de defenderse.

Pero había algo que debía aclarar, Ky kiske no estaba armado ni tampoco pretendía defenderse en dado caso de haber agresión alguna.

Era un hombre de palabra y por tal ha de cumplir la misma.

Asintió.

Y fue cuando el mismo posó el azul mirar sobre los presentes, sin verse demasiado obvio, claro está. Los presentes se miraron los unos a los otros, como si intentasen captar las palabras de su alteza serenísima, y sin más, de uno por uno fueron abandonando la habitación. No era para menos si su majestad deseaba hablar a solas con él, él mismo pretendió pedir aquella charla, no obstante, debido a la situación que les embarga intuyó que, lo más sensato, era pedir una audiencia de esa manera. No pasó mucho cuando ambos quedaron solos en el sitio.

Miró sobre su hombro, en dirección por donde él se había adentrado al lugar. ¿Les escucharía alguien? Técnicamente no había manera de estar seguros. Enfocó a su majestad.

-Si me permite la osadía, creo que hay más de un par de asuntos que tenemos que aclarar. Escuchare su versión de los hechos, si es que se me permite tal. Ya no estoy en posición de pedir más de una cosa…- O bueno, nunca lo ha estado en el reino de corazones
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Mensaje por Sarah Vilhelm Mar Sep 17, 2013 7:53 pm

Al mirar la sala vacía, Sarah se percató de aquél gesto de duda en el rey, pero calló. Quería pensar que si el rubio iba a abrir la boca sería para decir algo puntual, levemente frunció el entrecejo cuando vio que no fue así.

Le chistó.

-Las paredes oyen, rey Ky -dijo cruzándose de brazos, mientras miraba discretamente hacia los lados. El eco de sus palabras de ambos había resonado por todo el salón. Y entonces Sarah le dio la espalda y comenzó a caminar hacia una lateral. Las cortinas rojas colgaban por todos lados en un estilo clásico que sugería alegría y familiaridad… Excepto tal vez para Ky Kiske quien seguramente no lo percibiría igual.

-Sígame -le dijo mirándolo por sobre el hombro para después continuar. En una de las gigantescas paredes se veía una enorme pintura de la pareja real.

Sería aterrador, sin duda, pensar que un ánima vestida de blanco le guiaría por los pasillos del castillo de Corazones… Pero definitivamente sería mejor que darse cuenta de la realidad: Su Alteza Serenísima Sarah lo llevaba directamente hacia su despacho, lugar de donde quizá Ky no saldría jamás.

-Así que mi versión de los hechos… -dijo al aire mientras jugaba con un manojo de llaves.- ¿Acaso el Coronel Jefferson Gutiérrez no fue a su castillo a decírselo? -le preguntó.- ¿O no era cierto que el General Southworth llevaba en su cuello las marcas que le hice en mi desesperación? ¿No está viendo mi cuerpo débil y herido…? -No dijo más, puesto que no estaba segura de ello. Sarah recordaba muy poco de lo ocurrido después de que huyó con Credo… Pero si algo era cierto era que en verdad se encontraba dudando sobre los hechos.

Al llegar, la reina abrió la puerta de su oficina y la cerró cuando ambos se encontraron ahí. Era extraño y parecía sencillo a tal grado que podía ser considerado una ofensa. ¿Es que simplemente Ky le diría que sí a todo?

No. Estaba siendo demasiado fácil. Y cuando Sarah le miró fijamente a los ojos se hizo consciente de que las cosas nunca podrían ser así. Tenía que haber algo más...

Se sentó en la silla del escritorio y con la mano invitó al rubio a sentarse también.

-¿Iba a decirme algo, Rey Ky?
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Mensaje por Ky kiske Miér Sep 18, 2013 1:20 am

Y finalmente, llegaron a lo que parecía ser el despacho de Sarah vilhem. Ky dio unos cuantos pasos adentrándose al lugar el cual sin duda era un tanto acogedor, sin embargo seria propio de un residente de diamantes o a saber, pero tanto color cálido lo hacían un tanto sofocante.

Cerró un instante los ojos, como si quisiera elegir las palabras correctas que decir. No quería malos entendidos, no, en realidad, no había cabida para ellos. Miró a su majestad.

-"yo ¡Amo a su majestad Sarah vilhem y jamás le pondría un dedo encima!" Fueron las palabras de mi general. Es cierto lo que usted menciona, majestad, ademas de sus heridas. Pero de algo estoy seguro, Credo no mentiría de semejante manera y menos para salvar su vida o justificar el porqué la ruptura del tratado- Si, ese general es tan fiel como un perro... como el "perro de diamantes" que literalmente es.

Empezando claro, que el castaño no se atrevería a romper así como así la tregua, en parte a el también le beneficiaba. Menos conflictos, menos batallas, menos heridas, menos bajas de compañeros cercanos y reclutas a quienes el mismo ha llegado a entrenar.

Económicamente también se ayudaba al reino, a ambos, reduciendo costos que se generan al entrenar a buenos hombres y equiparlos, simplemente, para todos era mejor arreglar las cosas por la paz o políticamente.

Eso, es lo que Ky kiske no comprendía de toda esa situación. Credo no podía estar mintiendo, Sarah y Jefferson tampoco, entonces ¿cuál era la maldita verdad? ¿Sería ese otro de los puntos intermedios (grises) que tanto debe aprender a distinguir con desesperación?

Tal vez sus palabras podían ser demasiado osadas pero, no iba a quedarse tan tranquilo sabiendo que había algo que no cuadraba.

Después de todo ¿ya que podía perder en ese momento? Técnicamente, la mujer frente suyo tenía su vida en sus manos y a su disposición.
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Mensaje por Sarah Vilhelm Miér Sep 18, 2013 1:57 am

Ah, de verdad que Ky tenía que decirle algo... Mas cuando le escuchó hablar, Sarah se arrepintió de preguntárselo. Casi pudo escuchar en esas palabras la voz de Credo. Y sus ojos se cerraron, imaginándoselo a él como si estuviera ahí con ellos…

Entonces tuvo que tomar una decisión. Podía simplemente decirle la verdad a Ky Kiske y salvar a Credo de su ira y de la difamación, aunque eso implicase que el rey de Diamantes volviera ileso y triunfal a su región… O, podía continuar tejiendo mentiras como una araña y finalmente vencer al rey Ky Kiske y recuperar el honor y la gloria de su reino a costa de dañar al hombre que más había amado en toda su vida.

Sarah tragó saliva. Sabía que haberse metido con Nero era una cosa, pero ahora, llevar las consecuencias de sus actos hasta algo que podría afectar a todo el reino de Diamantes debía ser algo que Credo nunca le perdonaría. Pero… ¿quién rayos necesitaba su perdón?

-…Me dice que es cierto lo que yo menciono, pero también afirma que Credo Southworth no mentiría de semejante manera. -Puso la punta del índice sobre la mesa. Su tono era firme, pero continuaba siendo tranquilo, lo cual era preocupante.- Ambas cosas se contradicen, Real Majestad, de modo que una debe ser mentira. Dígalo, ¿quién cree que está mintiendo? ¿El General Southworth? ¿La reina de Corazones? …..¿O usted?
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Mensaje por Ky kiske Miér Sep 18, 2013 2:18 am

Chasqueó la lengua. Todo sería mucho más fácil si no solo viese lo blanco o negro de todo lo que le rodea y las situaciones que le envuelven.

Si, debía haber un mentiroso entre los tres mencionados ¿pero quién? Es cierto que conoce a Credo desde antaño, pero ¿Qué ganaría también su majestad de corazones mintiéndole?

-Es cierto lo que usted menciona, Credo mostraba marcas de falanges sobre su cuello, seguramente suyas, majestad. Sin embargo, como he mencionado no creo que el este mintiendo, el general tiene mi plena confianza, le conozco desde que era un cachorro y viceversa.- Quizá el rey de diamantes debía andarse con más cuidado, pisaba en terrenos "frágiles" metafóricamente hablando. -¿por qué habría de mentir yo? ¿Para salvar mi vida? de ser así no hubiese propuesto tal cosa en el tratado.-

Dio un par de pasos en el lugar intentando serenarse. Es cierto que no esta ahí para catalogar a alguien de mentiroso, sumado a que su palabra no tiene validez en el reino de corazones...

-Majestad... De no ser ciertas las palabras de Credo, he de tomar las medidas necesarias...- Cosa que quisiera tomar como última alternativa, el canido no solo es su general, sino uno de sus buenos amigos también -Supongo es mentira el hecho que sus propios soldados le hayan herido y no mi general ¿lo es?- Pero no entendia, en caso de ser verdad ¿por qué Credo mentiria con respecto a ello siendo que él y sus compañeros serian los principales perjudicados en dado caso de desatarse una guerra? ¿Acaso su odio irracional hacia corazones le orilló a cometer tal atrocidad?

De no serlo, entonces ¿por qué miembros del ejercito rojo atacarian a su propia reina? Simplemente nada de ello tenia sentido, bueno, como si algo lo tuviese en wonderland...
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Mensaje por Sarah Vilhelm Jue Sep 19, 2013 1:16 am

Antes de encontrarse con Ky Kiske, la reina Sarah se había prometido mantenerse tranquila cuando estuviese ante la presencia del rubio monarca… Y bueno, fue cierto que lo intentó. Sin embargo, la mujer pronto se sintió amenazada por él… y, al mismo tiempo, traicionada por alguien más.

"Credo…" pensó bajando la mirada a la mesa. "Así que le has dicho eso…" Pensó. ¿Qué lo suyo no era un secreto? ¿No había sido por eso que Sarah había mentido frente al consejo, que puso en riesgo todo sólo para guardar el secreto y que hizo "desaparecer" a los que lo habían descubierto? "No es cierto…" Apretó los puños, arrugando el papel del tratado del Ojo de la tormenta. Luego miró a Ky y supo que si le contestaba no podía seguir la línea de un plan sin echar a perder el otro.

Tenía que hacer algo… Pero contrario a lo que cualquiera hubiera pensado, Sarah se rió. Fue una risa forzada y sombría, llena de dolor.

-¿Y usted quiere que le crea? -se levantó- ¡Mírese! ¡Viniendo aquí con la intención de salvar su vida! ¡Viniendo a decirme que los soldados de Corazones intentaron asesinar a su reina! ¿Por lo menos ideó una buena razón para justificar eso? O si no dígame, ¡¿qué más le dijo Credo?! ¡¿Qué más le dijo?! -gritó inundada por las emociones, sin darse cuenta de que había nombrado al otro sólo por su nombre.  ¡Venga, honorable rey Ky Kiske! ¡Lea el maldito tratado y explíqueme por qué su vida está en riesgo! ¡Porque si usted vino aquí es por eso, porque sabe que tiene que morir!

Inmediatamente después cayó un espeso e incómodo silencio. Y Sarah sólo podía oír su respiración agitada y el violento golpeteo de su corazón. Tenía miedo. Debía deshacerse de Ky para que todo saliese de acuerdo a sus planes y a los del Consejo, pero al aceptar la audiencia con él, ella nunca imaginó que sabría la verdad por Credo…

Sintió cómo sus manos temblaban y de la pared descolgó una espada. La dejó caer pesadamente sobre la mesa. Y luego se encontró con aquellos impasibles ojos azules.

-Hágalo, rey Ky. -Ordenó. La voz de Sarah fue firme e imperturbable.
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Mensaje por Ky kiske Jue Sep 19, 2013 1:44 am

La reacción de su majestad sí que sorprendió al rubio. ¿A que venía esa risa? no sabia, pero no era de diversión ¿por que de momento se sintió como el ratón acorralado por el gato?

Pero algo si estaba en claro y como ya lo mencionó, él no llegó a corazones para pedir por su vida, si de ser esa la intención se tratase, desde un principio no hubiese propuesto dicha cosa en el tratado. Qué bueno que la mujer escogió su oficina para hablar, en aquel lugar con el eco, la risa hubiese sonado aun mas tétrica, pero sobre todo por los desesperados gritos de la azabache cualquiera se hubiese percatado de la plática.

El silencio fue incómodamente irrumpido por el ruido del acero sobre la mesa, e inevitablemente el rey de diamantes clavó su mirar sobre la espada.

Se llevó la mano hacia el pecho antes de extenderla y con el índice señalarle, aunque estuviese mal visto ¿ya que podía hacer?

-¿Entonces cual es la explicación para toda la situación, majestad? por más que intento analizar la situación por ambos lados no encuentro la respuesta ¡Mi general no sería capaz de traicionar los ideales de tan noble casa como lo es Diamantes! Tal vez soy un ciego al creer en sobre manera en su palabra. Como dije, no temo por mi vida ni vengo a pedir piedad por ella ¡Como todo ser en este mundo la muerte ha de llegarme! y usted sabe muy bien que los soberanos de cualquier reino siempre estamos expuestos al peligro de ser incluso traicionados. Así que ¿Debería adjudicar semejantes hostilidades hacia ambos para los de Joker? ¡Es la única explicación que encuentro a todo esto!-

Si Sarah no mentía, si Credo no mentía, entonces ¿él si lo hacía?

Finalmente, se había quedado sin salida, quizá el propio rey de diamantes estaba ocasionando su ruina.

Pero algo era cierto, Kiske no arriesgaría con tan facilidad a uno de sus mejores peones… No, a uno de sus mejores hombres, o mejor dicho, a un amigo.

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Mensaje por Sarah Vilhelm Sáb Sep 21, 2013 12:23 am


-¡¿Explicación?! ¿Cuál explicación? -dijo Sarah sarcásticamente, volviendo su expresión en una totalmente vacía.

Ella sabía que estaba mal y eso hacía las dudas adherirse a sus pensamientos. Sin embargo, cuando escuchó aquellas palabras salir de la boca del joven monarca, Su Alteza Serenísima no pudo sino odiarlo aún más. Porque esa era la verdad y lo único que pasaba entre los dos: Sarah le odiaba, le odiaba profundamente, le odiaba a tal grado que era una ofensa y que daban ganas de llorar por el coraje, por siempre. Y lo que sentía hacia él era tan fuerte que ella podía sentir su sangre ponerse caliente, podía sentir el sabor amargo hacerse en su boca y volverse arrítmica su respiración.

Sarah deseaba vencer a Ky Kiske y ver morir a Charlotte… Pero ella era inalcanzable para Su Majestad y por eso iba a hacer que, por lo menos, se muriera de amor. Sin conocerlos los aborrecía a los dos, porque de alguna manera el reino de Diamantes la había arrebatado la vida. Todo siempre giró en torno a ellos, incluso en su propia existencia, desde que Sarah tuvo memoria... desde siempre.

Por si eso no hubiese sido poco, ahí estaba Credo. Su amor la había hecho feliz y sentirse viva, pero al final, de alguna u otra manera estaba haciéndola sufrir. Y cuando se preguntaba el "por qué" siempre terminaba remitiéndose a la imponente figura que se encontraba frente a ella en ese preciso instante.

Entonces no hubo más dudas.

La reina rodeó el escritorio, acercándose lentamente al otro. Su rostro se había vuelto extraño y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, le tomó de la mano.

Entrelazó sus dedos con los suyos.

Sarah siempre creyó que si algún día tocaba al Rey de Diamantes se sentiría diferente, pero no fue así… Se dio cuenta de que el rubio era una persona cualquiera, como ella. Tragó amargamente y con la otra mano tomó la espada de la mesa. Hizo a Kiske abrir la mano y dejó la espada descansando en ella.

-Si fue Joker, pruébelo. -Masculló, mirándole fijamente a los ojos. La mirada de Sarah era intensa y desafiante, era como si algo se hundiera en aquellos ojos azul oscuro. Entonces citó unas palabras que antes ambos reyes de Corazones habían escrito especialmente para él…- Algunas veces no hay que luchar contra el destino. Por mucho que intenten cambiarlo, siempre permanecerá igual... porque algunas cosas, simplemente, están destinadas a ser… -arrugó ligeramente el entrecejo- Ky Kiske,-continuó- Si lo que afirma tan valerosamente no lo puede demostrar, usted mismo tendrá que quitarse la vida. Así que hágalo, demuéstremelo.
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Mensaje por Ky kiske Sáb Sep 21, 2013 1:07 am

En una reacción un tanto automática, Ky Kiske retrocedió un simple y mísero paso al sentir como las falanges de su majestad se entrelazaban con las propias. Entonces, no pudo evitarlo, miro los ojos prusías de la mujer, los mismos denotaban un gran deje de cansancio, pero había algo más...

Algo que no podía ver...

Tch, realmente repudiaba esos "matices grises de por medio" por ser incapaz de asimilarlos.

Y pronto, sintió el frio y pesado mango de la espada en su mano ¿Por qué? La intriga invadió su ser ¿qué tramaba su majestad?

Tenso la quijada ¿se trataría acaso de una tetra? Aunque no quisiera, continuaba siendo un enemigo en esas tierras, de modo que, ver al rey de diamantes con una espada, ligeramente molesto y enfrente de su majestad roja podía malinterpretarse como un acto hostil.

¡Esas palabras! Aun recordaba la sensación del amarillento papel arrugándose en su mano debido a la furia que le invadió ese día.

La sorpresa no tardó en dibujarse en sus blancas facciones. Y miró el acero que yacía en su mano.

Pudo percibir su propio reflejo en el arma. Al observarse fijamente se percató de cuan cansado realmente estaba, el simple hecho de no dormir correctamente no solo le nublaba un poco el juicio, también mermaba su tranquilidad y obviamente hacia que en su rostro yacieran unas enormes ojeras.

No era tan majestuoso como le describían ¿ah?

Se miró de nuevo, no tenia que perder…

-¿Por qué otro motivo atacarían los soldados de rojo a su majestad? ¿Por qué le secuestrarían y le herirían alegando haber sido el General de la armada enemiga?- Bajó el arma, dejándola a un lado de su muslo.  –Recordemos que no hace mucho los cuatro reinos fueron atacados simultáneamente sin oportunidad de pedir ayuda mediante una alianza. Conocían nuestras defensas y debilidades. Al menos en diamantes no hemos tenido progreso alguno intentando dar con el paradero de alguno de sus líderes, a lo que sé, en corazones tampoco.  Nadie aleja la hipótesis que se encuentren maquilando un plan interno para destruirnos, ya sea entre nosotros mismos aprovechando las rencillas de antaño, o ellos mismos.-

Todo o nada, todo dependía de su respuesta.

¡Ah Ky kiske! Si tan solo supieses la verdad, pero ¿Quién habría de imaginar que su real majestad carmín se hirió a si misma atrapada en una macabra ilusión, como pronto, el tendría que hacerlo?

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Requiem para un león -Priv/sarah- Empty Re: Requiem para un león -Priv/sarah-

Mensaje por Sarah Vilhelm Dom Sep 22, 2013 1:56 am

-¿Qué? -contestó finalmente la mujer. En su tono se reflejaban la incredulidad y la indignación hacia él.- ¿Ese es su gran argumento, Ky? ¿Una incomprobable hipótesis? -mencionó sarcásticamente, casi escupiendo las palabras. Y luego se giró y caminó por la habitación haciendo óvalos por la desesperación.

Hacía un par de días que las alucinaciones se habían alejado de la reina, no obstante su mente seguía jugueteando con ella. Sarah ya no sabía qué era real y qué no, y sus razonamientos eran invadidos por emociones exageradas y carentes de fundamentación. Eran la paranoia y el delirio lo que aún, disimuladamente, sumían su mundo perfectamente planeado en la desorganización.

Los efectos de su enfermedad eran tan discretos que para Sarah fue imposible notarlos… hasta que su confusión se manifestó cuando, lo que ella sabía que era una mentira, se convirtió en una verdad indiscutible.

-¡Es que tú no estás entendiendo nada! -exclamó cuando se volvió hacia Ky otra vez.- ¡¿Cómo puedes creer que algún miembro de Joker fue el que me atacó?! ¿No fue Credo Southworth el que sostenía la espada cuando nos encontraron? -Rápido, de un momento a otro y sin transición, Sarah perdió la poca calma que le quedaba. Sus ojos oscuros se humedecieron y no tardaron en rodar las lágrimas.- ¡Yo en verdad me enamoré! ¡Y confiaba plenamente en él, Ky Kiske! Pero ese fue tu plan desde el principio, ¡¿no es así?! ¡Es cierto que lograste engañarme, pero siempre lo sospeché, hombre! ¡Siempre supe que algún día Credo estaría dispuesto a acabar con mi vida! ¡Y no por él, si no por ti!

Calló unos instantes y tras su voz se escuchó su respiración violenta y alterada.

-El reino de Diamantes siempre fue y será lo primero para él… Ahora lo sé. Pero firmaste este estúpido tratado y ahora tienes que cumplir. ¡Hazlo ahora, rey de Diamantes! -exigió a gritos- ¡HAZLO AQUÍ Y AHORA! -dijo sujetándole bruscamente por las solapas.- ¡Es esto o que lo hagas en una audiencia pública el día de mañana!
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Mensaje por Ky kiske Lun Sep 23, 2013 1:11 am

”¿No fue Credo Southworth el que sostenía la espada cuando nos encontraron?

La sorpresa no buscó escondite en el rostro del rey de diamantes. ¡Era cierto! el reporte describía claramente aquello.  El arma amenazó con resbalar de su mano ante la sorpresa misma.

Credo… ¿Qué es lo que había hecho credo?

Apretó los puños y desvió la mirada.

-¡No! Y no fue exactamente la negación ante lo del tratado sino, a lo que ella afirmaba. -Yo siempre he buscado la manera de que diamantes y corazones cesen el conflicto en el que están envueltos ¡Pero es simplemente imposible! las rencillas vienen desde antaño no podría esperar mermarlas en un solo día. Si bien no simpatizo con sus métodos ni usted con los míos. Pero utilizar un truco tan bajo como ese no es propio de mi persona.-

Le miró fijamente, su cuerpo temblaba un poco ¿Debido a la adrenalina, o al miedo? no podría saberse.

-Yo no creo que le ame en realidad, de ser así no sospecharía de él.

Pero aun así, no había mucho que hacer con el tratado de por medio atándole. La desesperación hizo presa de él.

¿Qué era lo correcto y que lo incorrecto?  La mente del soberano de Diamantes siempre ha sido complicada, mirando solo las cosas como bien o mal, sin neutralidad...

Lo correcto era hacer valer el tratado, encadenar a Credo por alta traición.

Pero si Credo decía la verdad y en realidad amaba a Sarah, hacer eso era incorrecto.

Bajó la mirada, misma que fue cubierta por el largo flequillo rubio. Y entonces...

Largos hilos rojizos descendieron al piso...

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Mensaje por Sarah Vilhelm Miér Sep 25, 2013 11:08 pm

-¡No! … -exclamó el rey de Diamantes.

“¿No?” resonó en la mente de Su Majestad. “La manera de que Diamantes y Corazones cesen en conflicto en que están envueltos.”

Era un objetivo muy noble sin duda.

“Qué estupidez.”

A Sarah se le intrincó la mandíbula. Odiaba eso en los soberanos del reino Amarillo. Siempre andando por ahí con ese extraño complejo de superioridad, sintiéndose que era gracias a ellos que el equilibrio se mantenía en el mundo y que nada ni nadie les podría igualar jamás. Su actitud y su historia eran repugnantes. Y entonces Ky continuó con aquél aberrante discurso y le dijo a Sarah algo que ella nunca iba a poder olvidar.

-No creo que le ame en realidad… -

Su respiración se detuvo un segundo y su corazón se quedó completamente vacío.

¡¿Quién era él para juzgar su vida personal?! ¡¿Quién era él para decir que ella no podía sentir algo por Southworth?! ¡¿Qué diablos creía saber Ky Kiske sobre ellos dos?!

No obstante el arma pronto atravesó el cuerpo de aquél hombre, reflejando en su filo el intenso color de la sangre y la luz del sol. Su Majestad dio un par de pasos hacia atrás, alejándose de él y le vio caer. Ky Kiske se desplomó al suelo, desvaneciéndose. Sarah vio cómo sus piernas se doblaban y cómo su sangre teñía con color rojo la alfombra. Alguna vez imaginó la muerte de Ky, pero ella nunca pensó que sería así…

Entonces lo recordó. Como un golpe, la imagen de su propio cuerpo siendo atravesado por la espada asaltó su mente, nublándole los pensamientos. Y se vio a ella, sosteniendo el arma entre sus manos… Y escuchó los gritos de Credo. Recordó que sintió dolor, miedo, desesperación… y que luego la envolvió su calor, mientras su cuerpo se volvía frío y ella comenzaba a dormir en silencio.

Pero si esa era la verdad, entonces el rey Ky, injustamente, estaba a punto de morir. Impulsivamente Sarah se acercó a él, arrodillándose para sostenerlo en sus brazos. Su Alteza Serenísima era una mujer dura y orgullosa, pero era justa. Y, por eso, Ky Kiske no se podía morir.

-¡AYUDA! –gritó tan fuerte como pudo, esperando que alguien la escuchase tras las gruesas paredes de la oficina.- ¡ALGUIEN AYÚDEME AHORA!
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Mensaje por Ky kiske Vie Sep 27, 2013 12:38 am

Pesadamente el rubio entreabrió los ojos, encontrándose con su majestad de corazones, aunque, su silueta para él, yacía difusa.

Pero la realidad era, que siempre creyó que ante su muerte, ella sonreiría, entonces ¿por qué pedía ayuda?

Pronto, el pulcro vestido de la reina carmín se tiñó de rojo, gracias a la sangre de su majestad de diamantes. Ya no escuchó nada, ya no observó nada.  ¿Podría burlar a la muerte por segunda ocasión?

Los pasos apresurados de alguien acercándose por el corredor pronto se hicieron presentes. La puerta de fina madera se abrió súbitamente, dejando ver en el umbral a un hombre alto y de cabello rojizo, ataviado también en uniforme militar, y de alto rango al parecer. Jefferson Gutiérrez  escuchó el grito de la reina.

-¡Majestad ¿Se encuentra usted bien!? – Era más que obvio a quien dirigía su palabra ¿Por qué desde hacía poco tenía que encontrar a los miembros de la realeza en pésimas condiciones?

Apresuradamente, se colocó frente de Sarah, apoyándose en una de sus rodillas. Tal vez también malinterpretaría el hecho, después de todo ¿Quién no descartaría la idea que el soberano rubio había atacado a su majestad y la misma se había defendido?

Tal como lo hizo su general ¿Verdad?

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Mensaje por Sarah Vilhelm Sáb Sep 28, 2013 3:18 am

Sarah rodeó a Ky sosteniéndole con firmeza. Y así, al tenerle tan cerca, sintió cómo él se estremecía en sus brazos. La sangre caliente se adhirió a su vestido. El rubio cerró los ojos. Todo había ocurrido tan rápido y la mente de Su Majestad se quedó pegada en aquél instante, intentando procesar lo que había pasado.

De pronto, el Coronel Jefferson Gutiérrez se encontró a su lado.

-Majestad… -masculló. Como estaban de frente ella le miraba, sin duda, pero sus ojos se encontraban perdidos, lejos de la realidad. Su confusión se vio reflejada en los intensos ojos rojos de Jeff.

-Estoy bien -dijo en un murmullo. Aún sujetaba el cuerpo de Ky con la espada atravesando su cuerpo, mas la cabeza de él había encontrado lugar apoyándose en uno de los hombros de la reina. Sarah tomó el mango de la espada y de un jalón la sacó de su cuerpo.

-Coronel, el rey de Diamantes se está muriendo -dijo en voz baja, como si no quisiera que nadie se enterara.

¿Qué había hecho?

La cara del militar no tuvo precio cuando recordó el tratado que habían firmado Ky y Sarah.

¿Qué habían hecho?

Jefferson se lamentó por no haber hablado cuando pudo hacerlo. Ahora el rey de Diamantes parecía estar muerto, pero fuera como fuera ya no había vuelta atrás y si tenía que seguir ocultando la verdad para proteger a Sarah iba a hacerlo.

-Jeff… Jeff… -notó que Su Majestad lloraba en silencio.- Sálvalo -Fue lo único que dijo después. Hablaba lentamente y a volumen bajo, con la voz temblorosa, sonaba como si de pronto fuera a deshacerse en migajas o romperse en mil pedazos.- Yo no cumplí con una parte del tratado cuando no pude mantener a Credo a salvo. Estoy convencida de que único error del rey en este lugar fue haber creído en mis palabras. -Bajó la mirada. - Le mentí a todos, Jeff… Y ahora creen erróneamente que quien me hirió fue el hombre que más me ama. Sin duda, el rey Ky Kiske merece morir… pero no así.

Sin decir nada, el Coronel asintió con la cabeza. Y después, con cuidado, alzó al rubio en sus brazos. Entonces clavó la mirada en el suelo y antes de que se retirara, Sarah dijo por lo bajo:

-Tú ya lo sabías, ¿no es cierto?

Jefferson se volvió hacia ella una vez más.

-Así es.
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Mensaje por Ky kiske Lun Sep 30, 2013 3:15 am

¿Estaba muerto?

No podía escuchar, tampoco sentir nada...  No hay forma de asegurar que es de esa manera pero tampoco de negarlo.

Abrió los ojos con pesadez ¿Que había pasado? Intentó incorporarse pero un dolor agudo le impidió erguirse siquiera. Se llevó la diestra hasta la frente, levantando ligeramente aquellos mechones rubios que de un tiempo hacia acá se habían vuelto un tanto estorbosos debido a lo largo.

¿Por qué?

Ladeó la cabeza como preguntándose en donde se encontraba. Era una habitación amplia, como digno del reino los colores cálidos decoraban el sitio, reconoció por esto obviamente que se trataba de una de las habitaciones de huéspedes de corazones -o al menos lo de "huéspedes" lo intuyó, no podía estar seguro desde el Angulo pobre de visión que poseía-

Costaba realmente el tratar de moverse sin sentir ni una punzada de dolor. Se llevó la libre hasta donde se atravesó con la espada, la sorpresa no tardó en dibujarse en sus facciones: Vendas. La herida había sido tratada, se sentía mareado, seguro por la pérdida de sangre -y el cansancio- Su mente divago en aquel momento justo en donde el frio acero del arma se abría paso a través de su carne.

Si, parte del contrato, pero, entonces ¿por qué le habían atendido, qué no fue su majestad de carmín quien le exigió hacer valido su parte del contrato?

-"¿cuales son entonces las verdaderas intenciones de la reina de corazones Permaneció unos momentos taciturno ¿Cuanto había pasado también desde aquella escena en el despacho de la azabaches?

Pero algo irrumpió sus cavilaciones: el sonido de la puerta abriéndose. En el umbral se divisaron las siluetas de su Alteza Serenisima, y el coronel Jefferson Gutiérrez.

¿Y ahora?

-Majestad- mencionó a manera de “saludo” después ahogó un grito de dolor mientras intentaba sentarse en la cama.
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Mensaje por Sarah Vilhelm Sáb Oct 05, 2013 10:32 pm

Pero Ky Kiske se equivocaba. Aquella enorme habitación no se trataba de un cuarto para huéspedes, sino que era el antiguo cuarto de Sarah… Aquella misma habitación donde ella dormía el día que el primer escuadrón de Joker atacó el castillo de Corazones. La habitación estaba completamente limpia, con cada cosa en su lugar y las cortinas estaban atadas a los lados de la ventana, iluminándola con luz de sol como si siempre hubiesen estado así.

Sarah se acercó hasta una repisa y acomodó unas figuras de arcilla que juntas formaban una familia de gatos. Sin embargo, el Coronel Jefferson no se había movido de donde estaba y continuaba ahí, detrás.

-Majestad –le saludó Sarah, volviéndose hacia él, mirándole fijamente.

Aquella tarde, la reina de Corazones había enfrentado al Alto Consejo y, sin duda, estaba diferente después de eso. Sarah había vuelto a llevar su uniforme militar otra vez.

-Esta era mi habitación -le dijo mientras se cruzaba de brazos.- Aquí fue donde me encontraba cuando esos que se hacen llamar Joker nos atacaron en nuestra propia casa. Aquí fue donde murió la dama Ophelia… Pero gracias a ella es que yo sigo aquí.

Todos lo sabían, pero por más que miraran esa habitación parecía que nada había ocurrido ahí.

-Tenemos que destruir a Joker –afirmó- Después de eso será sólo cuestión de tiempo para que yo te destruya a ti. ¿Entiendes eso, Ky?
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Mensaje por Ky kiske Dom Oct 06, 2013 12:57 am

Tensó fuertemente la mandíbula intentando tragarse todo el dolor, inclusive la mano que yacía a la altura de su herida apretó  un poco los vendajes. Hacía años que no sentía dolor igual, desde que se quebró una pierna al caer de un manzano. Por lo tanto, no se percató cuando la mujer caminaba hasta la repisa. Al levantar la mirada, se dio cuenta que ella le observaba.

Había algo que no cuadraba... de nuevo

¿Por qué le es bastante difícil percibir cuales son las intenciones de su majestad?

No, mejor dicho ¿por qué siempre pretende saber qué es lo que pasa por la cabeza de la azabaches? ¿Paranoia? ¿Cautela? ... ¿miedo? o quizá ¿rivalidad?

-”Joker”- Su Mirada se clavó sobre los rojizos enredones, mismos que apretó con fuerza al empuñar las manos. Esa maldita organización…

¿Así que era por eso que le había permitido permanecer con vida?

-Comprendo- No había vacilación alguna en su tono de hablar. Si iba a caer, primero caería Joker… Lo que le motivaba ya no era el simple deseo de justicia, era algo más personal. Miró nuevamente a la reina, sin comprender como es que él mismo se encontraba tan tranquilo, cuando seguramente lo normal sería estar molesto.

-Joker nos ha arrebatado más que pérdidas materiales. Ya perdí a mi hermana no permitiré que algo así vuelva a suceder.- Y quizá más por un acto de voluntad que nada el rey de iamantes se puso de pie, aunque  amenazó con ir a dar al piso, evitando aquello al apoyar la diestra sobre la cama.

-¿Es por eso que me ha mantenido con vida, majestad?- Si, no había otra explicación ¿verdad?  -¿Por qué no dejarme morir, cuando tuvo la oportunidad?- Su azul mirar se desvió hasta el militar que se encontraba en el sitio ¿vigilancia quizá?

Lo único de lo que estaba seguro Ky kiske, es que su mente se encontraba llena de preguntas sin respuesta…

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Mensaje por Sarah Vilhelm Dom Oct 06, 2013 1:30 am

La mujer dio un par de pasos sobre la alfombra y luego miró al suelo.

"Joker nos ha arrebatado más que pérdidas materiales" Había dicho él y la reina se llevó una mano al pecho, preguntándose qué era lo que ella había perdido entonces... Si es que había perdido algo.

Porque no se puede perder cuando no se tiene nada.

Pero el ataque de Joker le había devuelto a Credo... El miedo, el dolor y la desesperación la habían forzado a hacer algo que antes nunca hubiera hecho.

Sarah volvió a mirar al hombre al frente suyo, sin todavía poder creerlo. Ky Kiske.... vivo. Hacía un par de horas eso había provocado una fuerte discusión entre ella y el Consejo... e incluso entre ellos mismos. Estaban dividiéndose como una baraja inglesa cuando la reparten aleatoriamente.

-No vas a irte hasta saber la verdad, ¿no, Ky Kiske? -dijo cerrando los puños. Si lo hacía, vería gravemente herido su orgullo... Pero si quería mantener a salvo a Credo era algo que iba a tener que hacer. Jefferson apretó la mandíbula, ¿hasta dónde iba a arriesgarse Su Majestad por él?

- Te diré una media verdad... Y será la que tú necesitas saber. Cuando te vi usar esa espada recordé que eso convertiría a Credo en culpable tanto en este reino como en el otro. Y como no hay testigos aún existe una duda razonable sobre que haya sido él, por lo que consideré que, en parte, los términos del tratado seguían intactos. Una duda razonable, Ky: tu General de ejército es inocente hasta demostrar lo contrario. -Habló seriamente, mirándole de la misma manera.- Pero si no fue él, entonces ¿quién pudo haberlo hecho? -le sonrió en una de esas curvas que causaban escalofríos- Eso es lo que nunca te voy a decir, porque esa otra persona no puede ser acusada en el tribunal de Rubine...
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Mensaje por Ky kiske Lun Oct 07, 2013 2:40 am

Media verdad...

¿O sea que la otra mitad era mentira?

Para ser francos, Ky Kiske jamás había escuchado eso de "medias verdades" Sin duda, sería interesante... O algo así.

Ciertamente Sarah estaba en lo correcto, haber tomado dicha decisión en su desesperación afectaba al general de diamantes, pero es que, toda prueba apuntaba a que él había sido quien hirió a su majestad carmín.

Suspiró con pesadez. Al menos le había dado algo de información, podía estar tranquilo de momento, pues sabía que no tendría que juzgar a Credo, o peor. Tal vez se estaba haciendo ya costumbre en ese lugar pero no pudo evitar el hecho de sorprenderse ante las últimas palabras de su majestad ¿alguien que no puede ser juzgado en la corte de Rubine? ¿Existía una persona así acaso? Si, el rey de diamantes no se percató de inmediato, tal vez eso fue bueno. Debía respetar la decisión de la reina y conformarse con ello, pues era más que obvio que Sarah jamás confesaría la “verdad completa” Frunció entonces el cejo, y le miro fijamente.

-Sabiendo esto entonces, sepa que mi armada esta a su disposición para  dar de baja a aquellos quienes se hacen llamar Joker. Aunque, no aseguraba que el funesto hecho no generaría nuevas rencillas entre ambos ejércitos, ni que los mismos estuviesen dispuestos a colaborar los unos con los otros.  

Es decir,  el tratado sigue intacto. Y supongo que mi presencia ya no es necesaria en este sitio. Partiré lo más rápido que me sea posible.

Si, podria verse un tanto cobarde, o que estaba huyendo con la cola entre las patas, pero era lo mas sensato en el momento ¿verdad? Despues de todo, ya no habia nada más que aclarar...

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Mensaje por Sarah Vilhelm Lun Oct 07, 2013 11:44 pm

- ¿Su armada a la disposición de Su Majestad? -Escupió Jefferson casi rechinando los dientes- Si está considerando esto como una petición de ayuda, está muy equivocado, rey Ky. No lo necesitamos, ni a usted ni a nadie -señaló. Había aversión reflejándose en los ojos rojos de aquél hombre.

-Cálmate, Coronel. -Dijo Sarah, tomándole de una mano. Hacía unas horas, Cornel Orchid había mandado arrestar a Jefferson Gutiérrez sólo por negarse a hacerle daño a Ky. Lástima que el rubio nunca fuera a enterarse de eso.

-¿Y te es posible partir ahora? -Le respondió Su Majestad cuando se aseguró de que el pelirrojo se había tranquilizado.- Mi castillo es uno de los lugares más seguros de todo Wonderland, pero no puedo asegurar que podré protegerte de quienes se encuentran dentro de él… Y eso me incluye a mí.

Extendió una mano hacia el costado y de inmediato el militar le entregó una espada, dejándosela en la palma de la mano.

-Recíbela como un obsequio de mi parte -habló mientras la dejaba sobre el edredón de la cama. Por el decorado era un arma fácilmente reconocible y había sido la misma con la que se hirió Ky.- Te dirán, los que la hayan visto, que esa es mi espada... Y es que efectivamente lo es. Guárdala, vas a necesitarla.

Entonces Sarah tomó de su bolsillo un pergamino y lo desenrolló. Tomó una pluma de una mesita y trazó una larga línea horizontal sobre las letras de Ky en algún renglón. Era el Tratado... Aquél por el que todo comenzó.

-Tu vida, -dijo imperturbable- y la del General Credo, son algo que yo ya no quiero. -Le entregó el papel una vez que hubo tachado aquellos términos.- Dale por mí las buenas noticias.
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Mensaje por Ky kiske Mar Oct 08, 2013 1:44 am

Y el de ojos azules poso su azul mirar sobre el de cabello rojizo. No le sorprendió el comentario.

Era cierto no había que ser un genio para darse cuenta que aun pese a la tregua, no era bienvenido en aquel reino. ¿Por qué simplemente las hostilidades entre ambos reinos no cesaban? Tampoco es que aquello pudiese arreglarse de la noche a la mañana.

No como si tuviese opción. Desvió la mirada unos instantes inconscientemente llevando la mano a la altura de su herida ¿Sería capaz de llegar a diamantes? No, no era de intentarlo tenía que ser capaz de lograrlo. Considerando que no llevó escolta lo más factible seria aceptar el obsequio. No comprendía por qué de repente su majestad de corazones mostraba esos detalles para su persona.

Estar allí le producía demasiadas dudas, algo que no le agradaba. Tomó el arma y dejó ver un poco el filo de la misma, pudiendo así verse reflejado nuevamente en el acero.

Estaba pálido, más de lo que recordaba antes de atravesarse con esa misma arma, quizá había perdido demasiada sangre, sería arriesgado viajar de esa manera, pero... debía arriesgarse.

Un ligero sonido metálico indicó que el rubio envainó de nuevo el arma. Miró el rollo que ella le entregaba...

Era libre, pero aquello se sentía más como una derrota.

Esbozó una sonrisa de lado mientras extendía la contraria para tomar el amarillento papel. Las palabras salían sobrando, según él pero aun así…

-Hablare personalmente con él- No hubo seriedad en su tono de voz, tampoco amenaza, simplemente, fue un comentario tranquillo.  En parte, las cosas se habían aclarado, estaba conforme con ello.

Dio unos cuantos pasos hacia la puerta, costaba demasiado moverse, pero, aun así, ha de obligarse a hacerlo. Al pasar a un lado de Jefferson, Kiske se detuvo, no le miró sino que más bien,  su mirada se posó sobre un punto muerto, su mano sostenía la perilla de la lujosa puerta.

-Sepa usted, coronel, no interprete sus palabras como una petición de ayuda. Sé muy bien que su armada y todo el grandioso reino de corazones pueden manejar cualquier situación por su cuenta. Sin embargo- y sobre su hombro, le miró –En ocasiones yo también deseo la venganza. Venganza por aquellos quienes cayeron ante el ataque de Joker y que no tenían nada que ver en el conflicto... Permiso-

Y así fue como el rey de diamantes desapareció tras la puerta. Si llegaría a salvo o no a su destino aquello ya no podría saberse con certeza…
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