Reinado de Diamantes

Las actividades de los reyes jamás terminan, y no era de esperarse que el consejo propusiera una fiesta de gala para los nobles del reino y así dar a conocer a quien sería la nueva princesa del reino amarillo. Como siempre la fina decoración no podía faltar: Tonos dorados y amarillos cálidos adornaban casi todo el rincón de la sala de trono, inclusive mi vestido propio tenía un tono de amarillo pastel y con decoraciones en dorado, un vestido sencillo y de escote delicado para que no me incomodé mis dos grandes alas que descansaban a los lados del trono para poder recargar mi espalda. Mucha gente moviéndose de aquí para allá pasando frente a mí algunas veces solo para darme una reverencia o querer entablar una conversación conmigo.

¿Donde se encontraban los Kiske? De seguro por ahí, uno conversando con los soldados y el otro fastidiando a unos cuantos. ¿El joven Diamond? De seguro enseñándole sus trucos de magia a alguno que otro noble iluso. Pero, ¿Donde estaba ella? Arya, a quien se supone que fue que se realizó esta fiesta. ¡Era deber real que toda la familia estuviera aquí!

Me levanté algo que tomo por alerta a los guardias que yacían a mis lados con sus finas lanzas y solamente con un ademán de mano les dije que se calmará mientras me disponía a mezclarme con las personas. Una vez más recibía reverencias y halagadoras palabras y sin embargo no encontraba a quien buscaba.

-Arya, ¿En donde se supone que estas? -Suspire dándome media vuelta para caminar entre los nobles nuevamente.

Por esa chica tenía grandes dudas, y la principal era "¿Desde cuando Ky tenía una hermanastra?" Hasta donde yo sabía era solo Arthur y nadie más que el vanidoso ese, y según sabia su padre jamás volvió a casarse. Bueno, espero que algún día mis dudas sean resueltas.

Sin dudarlo los nobles hacían lo que fuera para ser los mejores ante la reina, mira que intentar sacarme a bailar o invitarme a beber algo no era lo que tenia en mente, rechazaba esas alentadoras propuesta menos la de conversar con ellos, hasta que terminaba la conversación y decidía seguir vagando por el lugar. Miraba la decoración de la sala de trono, no solo por ser el reino de Diamantes el lugar estaba infestado de color amarillo, pero a veces tanto amarillo marea.

-Por su desgracia, el rojo no es bien visto en la realeza y la armada -¿Por qué no simplemente aquella rivalidad y hostilidad entre Corazón y Diamante terminaba una vez por toda?

Suspiré tranquilamente siguiendo mi camino con las manos cruzadas tras mi espalda, costumbre que agarre de estar viendo siempre a los soldados -En especial al General- En su andar. Me distraje viendo por el gran ventanal que daba con el jardín principal, parecía una noche igual de ajetreada a esta reunión. Y así la fina voz de una dama hizo que volteará y encontrarme con quien estaba buscando.

-¿Mucha gente que te quiere felicitar, querida? -Pregunte en tono neutral volteandome completamente para encararla- ¿Tus hermanos? Ky debió haber salido de la fiesta por algunas cosas y Arthur debe estar mirando su reflejo en algunos de los ventanales...

Media broma, porqué de seguro si lo estaba haciendo. Con un movimiento de mano invite a Arya a que caminará junto a mi entre los nobles nuevamente.

-Yo estoy bien, ¿Que me dices de ti? -La mire de reojo, se veía bastante incomoda y presionada- La vida de la realeza es dura, querida, te acostumbrarás... Por otro lado, ¿Cuales serían tus expectativas ahora como princesa de Diamantes?

Nerviosa, sonreí de forma ladina al escuchar tal palabra. Tal y como lo suponía, estaba nerviosa por la gran aglomeración de personas que vienen a festejar a su nueva princesa, y que dicho anunció se extenderá por todo Wonderland para todo sus habitantes. La miraba de vez en cuando de reojo para ver sus movimientos e inclusive simplemente bajé la cabeza cuando me hizo el ademán para sentarme a su lado. A muchos reyes no le agradaban estar siempre sentado en un trono sin hacer nada, preferían estar en guerras y conquistando otras tierras, hice un leve mohín con mis labios ya que sinceramente prefería mas estar tranquila con los demás que irme en armas contra otro pueblo.

-Muchos piensan como tú -Pronuncié sin dejar de mirar por el gran ventanal hacia el jardín, donde pájaros revoloteaban sobre las flores y de vez en cuando divisaba uno que otro animal silvestre entre los arbusto- Y por eso Ky se la pasa hablando con el general Southworth sobre las actividades de la armada

Reí ligeramente, ambos hombres deberían descansar un poco de sus actividades normales y disfrutar de un día relajante, aunque la momentánea desaparición de un escuadrón de soldados más nuestro general tenía al rey un tanto preocupado al igual que a mí. ¡Paz entre los reinos! Al fin alguien con esa pequeña esperanza, más que nada: Paz entre Corazón y Diamantes, solo espero que sea posible.... No, ¡Debe ser posible! ¿Pero como?

-Yo también deseo conocer más allá del Reino de Diamantes, y que haya paz para cada reino -Compartía eso mismo con Arya.

Aunque bueno, ¿Como hacer que todo un reino reaccioné ante la idea? Como reina fácilmente podía saltar a ellos y decir que haya paz con el reino de rojo, pero lo que no me preocupaba tanto era el pueblo -Quizá los ciudadanos lo tomen a bien- ¿Y la armada? ¿El resto de la nobleza? ¿El alto consejo?

-¿Uh? -Sin fijarme no había escuchado lo ultimo que decía Arya sino hasta que me señaló la mesa que estaba detrás de mí, su otra pregunta fue la que me tomó por sorpresa. Cerré los ojos pensando bien en que decirle y al abrirlos la miré con una expresión seria y serena.

-No puedo decir que no, pero tampoco puedo decir que sí -Mencioné volteandome a verla- Arya, si el consejo te eligió como princesa es por algo, siendo más hermanastra de mi esposo y cuñado, pero de momento sinceramente no se que pensar...

Seguía con mis dudas, y algunas no parecían tener respuestas.

-No lo tomes personal, es simplemente cuestión mía querida... -Me acerque a ella acariciar suavemente su mejilla con la yema de mis dedos- Dame tiempo y verás que las cosas resultarán

Necesita tiempo. Yo también.

Me distraje de mis pensamientos por el movimiento que había en el salón. Miré hacia el centro de la sala. Los nobles interrumpían sus conversaciones, mientras se movían hacia un lado, para dejar paso libre a los cocineros que traían sus exquisitos platos.
Me levanté del sillón en el que estaba y me dirigí hacia los invitados, que estaban muy entretenidos engullendo los alimentos. Lucifer ya estaba allí, como era de esperar, probando un arrollado de varios tipos de carnes blancas. Bueno pero glotón.

Los músicos presentes, tocaban unas melodías encantadoras que se veían reflejadas en las parejas de baile. Un joven noble de Espadas se acercó a mi para invitarme a bailar una pieza. Acepté y nos adentramos entre las parejas envueltas en un movimiento constante. La danza fue muy divertida y muy interesante. Así pude enterarme del inconveniente que tenían en la frontera con el reino rojo, de las disputas por el mercado con Tréboles y las diferencias que tenían ante algunas pautas de mi reino. Cuando hubo terminado la melodía, nos reverenciamos mutuamente, en señal de educación.

─Atenderé, en lo posible, los inconvenientes que tiene Espadas con Diamantes─ le dije─ que tenga una buena velada.

Caminé hasta una de las mesas mas alejadas del centro de la fiesta. Me sentía incómoda, observada por un millar de ojos.Ya empezaba a preocuparme de que los invitados se cansaran de esperar, cuando vi entrar a mis hermanos. Supongo que ya comenzará lo que tanto se hizo esperar. ¿Tendré que dar un discurso?. Sonreí. Nunca había dado un discurso y sabía que el primero nunca era el mejor. ¿Qué opinarán los nobles de mi discurso? si es que tengo que dar uno.

Suspiré. Ya era tiempo de avanzar, de superar temores. Dí pasos largos pero lentos hasta el trono y busqué con la mirada a la Reina. Divisé a un guardias, por lo que deduje que Charlotte estaba en las cercanías. Saludé con un asentimiento de cabeza al guardia y me acerqué a ella.

─Señora ¿qué sigue ahora? ¿usted me presenta y yo doy un breve discurso? o ¿es Ky quien me presenta?─ no quería pasar ni hacer pasar vergüenza─le informo que acaba de ingresar al salón, por si no se percató de ello.

-Necesito darle una oportunidad a Arya, será la nueva princesa y no debo tener inconveniente alguno

Lo lograría, tomaría la confianza necesaria para ella aunque tenga que seguir intentando por mucho tiempo pero lo lograría. Noté cuando la rubia se levantó del sillón y se dirigió hasta la mesa de los nobles donde servirían los alimentos para ellos, di un ultimo vistazo por la ventana hasta que un guardia se acercó haciéndome reverencia invitándome a que me sentará en la mesa, simplemente asentí con la cabeza y me deje guiar hasta un extremo de ella cuya silla estaba adornada de una forma más alusiva en comparación con el resto de la silla.

Después de la cena comenzaron los bailes, no sentía la necesidad de hacerlo a pesar de que algunos nobles me invitaron para ello. Negaba amablemente sus invitaciones y mejor iniciaba una conversación acerca de los reinos, los inconvenientes que se traían y sobre la infame fama que tenía el reino rojo, me enfurecía la forma en que los nobles trataban dicho reino.

-Si tan solo supieran lo que tengo planeado -Di un suspiro y otro guardia se me acercó indicándome que debía estar en el trono real. Caminé con lentitud hacia dicho puesto donde aun estaba los lanceros a cada lado y un sirviente con fino esmoquin esperando la orden.

La hora de la coronación había llegado.

Sin embargo noté que Arya se me acercaba para preguntarme cosas, y me sorprendió que dijera que Ky andaba aquí. ¿Que no había ido a ver el problema con el escuadrón de soldados que desapareció en el Reino de Espadas?

-Arya, tu solo párate en frente del trono y mantén la cabeza en alto -Mencioné mirando al sirviente, solamente con asentir ya sabía a lo que se refería.

Después de unos minutos unas trompetas comenzaron a sonar y eso le dio indicio a los nobles a dejar de bailar y acercarse al trono. El sirviente apareció cargando en sus manos una pequeña almohada blanca y encima de ella una diadema dorada con un Diamante amarillo en frente.

-Queridos invitados... -Comencé a hablar en voz firme y alta para que todos los nobles escucharán- .... Hoy el Reino de Diamantes anuncia la llegada de un nuevo miembro real, una nueva persona para la gran familia que gobierna este reino

Me moví hacia donde el sirviente acercándome a él y tomando delicadamente la diadema entre mis manos, una vez más me puse frente a la rubia.

-Bajo la decisión del consejo y mi decisión -Alcé la corona- Yo, Charlotte Amaranth, Reina de Diamantes te nombro a ti; Arya Cawley, Princesa del Reino de Diamantes.

Bajé lentamente la corona, colocándosela sobre la frente a Arya y dando unos pasos hacía atrás para retomar mi posición, no se espero para que los nobles comenzaran a aplaudir y que la música nuevamente iniciará.

-Bienvenida a la familia -Susurré para la rubia sonriendole con amabilidad.