El juego de los cerditos -priv Kaname-
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El juego de los cerditos -priv Kaname-
Esa tarde tenían una fiesta en el palacio, no era raro que celebraran cosas ahí, pero la ocasión era especial: no se trataba de una fiesta de gala sino que estaban haciendo un festival con concursos, juegos y demás. La reina de corazones miraba desde lejos, como un depredador, la barra de bocadillos.
"Es una lástima que Iskandar no pudiera venir" pensó mientras observaba los preparativos desde el balcón. ¡A saber dónde se había metido aquél grandulón! "Tal vez debería hacer algo en su honor"
Vio a los sirvientes entrar al corral donde estaban los cochinillos. Comenzaron a numerarlos pintándoles en el lomo su número correspondiente, para luego engrasarles con cuidado todo el cuerpo. Parecía ser que llevarían a cabo el clásico juego de capturar a resbalosos cerditos.
"¡Ya sé" La mujer sonrió burlona. Algo había empezado a recordar: una broma que hicieron Iskandar y ella cuando eran unos chiquillos irreverentes y escandalosos -aunque tampoco es como que ya hubieran dejado de serlo-.
Sarah conocía bien ese juego, pero en lo personal nunca le había llamado la atención. Quizá de haberlos pintado de amarillo le hubiesen dado ganas de perseguir a los puercos, así podría gritar "cerdos de amarillo" con toda la justificación. Pero el granjero la ignoró porque eso iba contra la costumbre. Infló las mejillas al recordarlo. ¡Era la reina! Si quería cerdos amarillos debían dárselos, ¿no?
"6, 1, 4, 2, 5, 3..." Los pequeños lechones caminaban a un lado de la cerca, revolviéndose.
Los encargados se fueron y de pronto Sarah ya no se encontraba en el balcón. Se había ido corriendo hasta el patio del palacio y cuando se aseguró que nadie le miraba, cargó en brazos a uno de los cerditos. El juego estaba por comenzar, pero ella no se lo estaba robando, solamente iba a tomarlo prestado un rato.
"¡Jamás te encontrarán, cerdito número 5!" pensaba al dirigirse a la lavandería, donde planeó ocultar al pequeño animal.
Después de esconder las "evidencias", regresó al patio como si nada pasara. Los nobles y el resto de los jugadores buscaban a los lechones con emoción. Lograron capturar a algunos, sí, pero Sarah sabía que había uno que nunca iban a encontrar. Se acercó con una enorme sonrisa enmarcando su rostro, ¡era tan malvada!
"Es una lástima que Iskandar no pudiera venir" pensó mientras observaba los preparativos desde el balcón. ¡A saber dónde se había metido aquél grandulón! "Tal vez debería hacer algo en su honor"
Vio a los sirvientes entrar al corral donde estaban los cochinillos. Comenzaron a numerarlos pintándoles en el lomo su número correspondiente, para luego engrasarles con cuidado todo el cuerpo. Parecía ser que llevarían a cabo el clásico juego de capturar a resbalosos cerditos.
"¡Ya sé" La mujer sonrió burlona. Algo había empezado a recordar: una broma que hicieron Iskandar y ella cuando eran unos chiquillos irreverentes y escandalosos -aunque tampoco es como que ya hubieran dejado de serlo-.
Sarah conocía bien ese juego, pero en lo personal nunca le había llamado la atención. Quizá de haberlos pintado de amarillo le hubiesen dado ganas de perseguir a los puercos, así podría gritar "cerdos de amarillo" con toda la justificación. Pero el granjero la ignoró porque eso iba contra la costumbre. Infló las mejillas al recordarlo. ¡Era la reina! Si quería cerdos amarillos debían dárselos, ¿no?
"6, 1, 4, 2, 5, 3..." Los pequeños lechones caminaban a un lado de la cerca, revolviéndose.
Los encargados se fueron y de pronto Sarah ya no se encontraba en el balcón. Se había ido corriendo hasta el patio del palacio y cuando se aseguró que nadie le miraba, cargó en brazos a uno de los cerditos. El juego estaba por comenzar, pero ella no se lo estaba robando, solamente iba a tomarlo prestado un rato.
"¡Jamás te encontrarán, cerdito número 5!" pensaba al dirigirse a la lavandería, donde planeó ocultar al pequeño animal.
Después de esconder las "evidencias", regresó al patio como si nada pasara. Los nobles y el resto de los jugadores buscaban a los lechones con emoción. Lograron capturar a algunos, sí, pero Sarah sabía que había uno que nunca iban a encontrar. Se acercó con una enorme sonrisa enmarcando su rostro, ¡era tan malvada!
Sarah Vilhelm- Reina Corazon
- Raza :
Mensajes : 449
Fecha de inscripción : 04/02/2012
Edad : 38
Re: El juego de los cerditos -priv Kaname-
Cerditos...cerditos por todas partes...
eso pensaba kaname cuando vio que todos los cerdos estaban corriendo por el parque, siendo perseguidos por todos los nobles y sirvientes. Kaname no disfrutaba de estos juegos, por lo que solo estaba alli parado mirando, hasta que un cerdito paso corriendo junto a sus pies, se detuvo junto a el, no paso mas de 5 segundos antes que un grupo de personas se lancen sobre el, fallando, y lanzando a kaname contra el suelo por el golpe
Vamos muchacho, parate y atrapa a ese cerdo! -le grito uno de los nobles a kaname para que se ponga en marcha-
Asintiendo con su cabeza, kaname se paro del suelo, con su traje blanco todo sucio, que parecia marron mas que blanco, y se puso a correr detras del cerdo.
luego de un rato de perseguir a los cerdos habian atrapado a todos los que estaban a la vista, los participantes estaban felices, algunos reian, otros aplaudian, otros se juntaban en grupo a cantar semi-borrachos
1...2...3...4............6....
dijo lentamente kaname mientras los contaba
5...?
Al parecer faltaba un cerdito, tenia que informarle a alguien, pero a quien?
Cerca del corral se encontraba la reina, que parecia muy feliz, ya que intentaba contener su risa, asi que camino hasta ella, se paro derecho, miro hacia el suelo y suavemente tiro de su vestido
f-falta...1.... -dijo lentamente kaname-
eso pensaba kaname cuando vio que todos los cerdos estaban corriendo por el parque, siendo perseguidos por todos los nobles y sirvientes. Kaname no disfrutaba de estos juegos, por lo que solo estaba alli parado mirando, hasta que un cerdito paso corriendo junto a sus pies, se detuvo junto a el, no paso mas de 5 segundos antes que un grupo de personas se lancen sobre el, fallando, y lanzando a kaname contra el suelo por el golpe
Vamos muchacho, parate y atrapa a ese cerdo! -le grito uno de los nobles a kaname para que se ponga en marcha-
Asintiendo con su cabeza, kaname se paro del suelo, con su traje blanco todo sucio, que parecia marron mas que blanco, y se puso a correr detras del cerdo.
luego de un rato de perseguir a los cerdos habian atrapado a todos los que estaban a la vista, los participantes estaban felices, algunos reian, otros aplaudian, otros se juntaban en grupo a cantar semi-borrachos
1...2...3...4............6....
dijo lentamente kaname mientras los contaba
5...?
Al parecer faltaba un cerdito, tenia que informarle a alguien, pero a quien?
Cerca del corral se encontraba la reina, que parecia muy feliz, ya que intentaba contener su risa, asi que camino hasta ella, se paro derecho, miro hacia el suelo y suavemente tiro de su vestido
f-falta...1.... -dijo lentamente kaname-
Kaname Kuran- Sirviente Corazones
- Raza :
Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 16/02/2012
Re: El juego de los cerditos -priv Kaname-
En el patio del castillo todos corrían de un lado a otro persiguiendo a los pobres cochinillos. ¡Era tan divertido! No siempre se tenía la oportunidad de mirar a la nobleza revoloteando de un lado a otro. Pero además de eso, la de cabello azabache se encontraba muy feliz y orgullosa por el éxito de sus planes, incluso se frotaba las manos con maldad, como una mosca. ¡Ya quería ver las caras de los nobles cuando notaran que les faltaba un cerdo!
Todo fue amor y felicidad, hasta que llegó un jovencito a jalarle del vestido. La reina agitó la cabeza como para volver a la realidad y dirigió la mirada hacia el joven que llamó su atención. Inclinó la cabeza cuando reconoció a Kaname frente a ella. Apenas le había visto un par de veces, pero de entre los trabajadores del palacio él era uno de los más extraños, lo cual le hacía difícil de olvidar.
Pero ese no era el punto, la cuestión era ¿qué se creía Kaname? ¿La patrulla roja? Bueno, algo le decía a Sarah que el sirviente ya estaba sospechando de ella, aunque afortunadamente ese 'algo' podía estar equivocado. Había llegado el inminente momento en que tendría que disimular utilizando lo mejor de su adiestramiento.
-No entiendo tu jerga, hijo -y le dio dos suaves palmadas en la cabeza, como si se tratara de un niño ...o un perro. No era que le desagradaran los perros sino al contrario. Sobre todo aquellos que... muy bien, era un mal momento para pensar en eso.
Sarah Vilhelm alzó la mano derecha y la agitó ligeramente, de atrás hacia a adelante como indicándole a Kaname que se fuera.
-¿Por qué no vas y ayudas a capturar a esos cerditos? -claro, ¿y luego qué? ¿Le nombraría el atrapa-cerdos real?
Todo fue amor y felicidad, hasta que llegó un jovencito a jalarle del vestido. La reina agitó la cabeza como para volver a la realidad y dirigió la mirada hacia el joven que llamó su atención. Inclinó la cabeza cuando reconoció a Kaname frente a ella. Apenas le había visto un par de veces, pero de entre los trabajadores del palacio él era uno de los más extraños, lo cual le hacía difícil de olvidar.
Pero ese no era el punto, la cuestión era ¿qué se creía Kaname? ¿La patrulla roja? Bueno, algo le decía a Sarah que el sirviente ya estaba sospechando de ella, aunque afortunadamente ese 'algo' podía estar equivocado. Había llegado el inminente momento en que tendría que disimular utilizando lo mejor de su adiestramiento.
-No entiendo tu jerga, hijo -y le dio dos suaves palmadas en la cabeza, como si se tratara de un niño ...o un perro. No era que le desagradaran los perros sino al contrario. Sobre todo aquellos que... muy bien, era un mal momento para pensar en eso.
Sarah Vilhelm alzó la mano derecha y la agitó ligeramente, de atrás hacia a adelante como indicándole a Kaname que se fuera.
-¿Por qué no vas y ayudas a capturar a esos cerditos? -claro, ¿y luego qué? ¿Le nombraría el atrapa-cerdos real?
Sarah Vilhelm- Reina Corazon
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Mensajes : 449
Fecha de inscripción : 04/02/2012
Edad : 38
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