Lazos del Destino

Era un lugar realmente impresionante, aunque no lo había logrado observar a fondo por lo desorientado que estaba, un chico de cabellos oscuros de ropa formal, pero no del todo elegante, algo juvenil, algo de un estilo más alternativo, y una corbata color naranja.
Estaba desorientado, no sabia que hacia allí, recibió una invitación y dudándolo un poco, acepto, sin saber, después de todo, jamás socializo con algún habitante de este desconocido mundo, quizás espera conocer a alguien y que no se espante de su agresiva e impulsiva personalidad.
Camino a una pared y con un vaso en mano quedo de pie contra la muralla observando toda la escena, solo él y su vaso contra un muro.

14 de febrero, que fecha mas romántica, como adolecente quinceañera era una fecha sumamente linda, claro si tuviera pareja, usando la cocina de la residencial hice unos cuantos chocolates, y Jazmin me conto toda la leyenda y todo sobre la celebración que acá se realizaba, los colores, el baile, y que todos estaban invitados, como no sabía si acudir al baile o no, preferí ir con un cintillo naranja con una flor del mismo color a un costado, y un vestido beige con detalles naranjos, ese día decidí arreglarme un poco más, en este lugar todos me tomaban por niña y necesitaba que se dieran cuenta que tenia 15… era una adolecente, con este pensamiento en la mente, le puse un poco de brillo a mis labios, y nada más… no tenia más maquillaje, y realmente no era mucho mi estilo, y solo así, arreglada sutilmente eche en un bolsito los regalos, si, eran varios producto que sabía que se podían regalar a amigos, y tenía algunos en mente a quienes deseaba dar un presente, algo pequeño pero significativo, después de todo realmente me había esforzado haciéndolos.

Me senté en la cama y tome en mis manos el único regalo con un listón lila, lo miraba indecisa, sabía perfectamente a quien se lo quería dar, ese chico albino, semi humano perro por el cual no dejaba de suspirar, sin embargo, no estaba segura, no tenía ningún indicio de que sintiera lo mismo, y si solo hacia el ridículo? Si nunca más me hablaba… Suspire hondamente y tomé todos los regalos, se hacía tarde así que partí a la playa, donde se celebraba tan hermosa festividad.

En la playa el ambiente estaba fresco, nada muy invernal, y eso era bueno, por la estación el clima estaba perfecto, mire a todas partes, vi al pelinegro que conocí hace un tiempo en la entrada a Wonderland, si, también quería darle un presente a él, pues lo consideraba mi amigo, más cuando lo vi con una chica preferí no acercarme aun, seguí observando el lugar, divise varias parejas por la orilla de la playa, sentí algo de celos, y al notarlo me sonroje, más no vi ningún rostro conocido, ni al señor credo, ni a sora, ni al albino –Quizá llegue muy temprano- pensé sonrojada –Espero que venga- y vi una parte del listón lila en la bolsa, de todas formas tenía un regalo naranja extra, por si acaso no me decidía a entregar el lila, volví a suspirar y pasee por la orilla de la playa sintiéndome mal por estar sola y debatiéndome entre entregar el obsequio o quedármelo.

Comenzaba a aburrirse y cuestionarse que es lo que hacia ahí, después de todo era San Valentín y gran parte de sus amigos, conocidos y familiares se habían quedado en el otro mundo, ¿Que diablos hace aquí? Pero eso no era nada, a los momentos después tuvo otra preocupación, "y... ¿El chocolate?", su rostro se oscureció, se había olvidado del detalle mas importante, el tonto chocolate. Sin notarlo había entrado una joven de cabellos largos, tacones y vestido salmón una muchacha un tanto desorientada.
Mientras el pensaba que hacer con el chocolate sintió una fuerte brisa, y sin más ni más, un chocolate fue a para al suelo, lo observo por unos minutos creyendo que alucinaba por la desesperación, y sin entenderlo, solo lo miraba sin acercarse ni creerlo, podría ser una broma, así que no quiso hacer nada, y mientras sonreía incrédulo, miro al frente y una cinta color naranja se poso en su cabella, no hizo ningún movimiento, la cinta cayo y su rostro no hizo ninguna mueca, hasta que la chica que había entrado se acerco a él.
Le pedía la cinta, observo el suelo del lugar buscando la cinta y la encontró. Se agacho para recogerla, la tomo en su mano y la observo y luego observo a la chica.
En aquel momento noto como había entrado Aloshka al salón, ambos se notaron, pero ninguno de los dos se saludo. Volvió su mirada a la joven que tenia en frente, la contemplo unos instantes y extendió su mano ofreciéndole la cinta.
-"Eres realmente distraída..." -Se bufo, Mientras su estirado brazo le ofrecía a la chica con los tacones negros la mencionada cinta-

Otro año más, mismas festividades, sin embargo esta vez estaba emocionada por el día que celebraba el amor, y ahora también la amistad, claro, mi vida, por decirle así, había cambiado, se había llenado de gente nueva, a la cual quería, aunque nunca lo admitiera, sonreí y me dirigí a comprar un chocolate que le daría al bobo del albino, y solo por que andaba de humor lleve un listón lila por si al idiota se le olvidaba comprarle un chocolate a su noviecito, sonreí ante la idea.
-Oh, claro, puede que se hayan ido a celebrarlo de forma privada- pensé divertida y me dispuse a caminar hasta la costa, sería tan fácil solo volar hasta allá, sin embargo cargaba el obsequio, no podía volverme fantasmagórica y llevar el presente a la vez.

-Este año creo que será distinto, será divertido, y agradable- pensaba alegremente mientras sonreía y caminaba animada, si el día estaba bastante extraño, pero ni modo, quizá tendría la suerte de ver a la rubia y jugar un rato con ella, me brillaron los ojos y sonreí algo traviesa, claro que el cachorrito la cuidaba bastante como para dejar que yo jugara con ella, que va, Dante entretendría lo suficiente a Nero como para que no me deje jugar con la rusa.

Y así fue como llegue a la playa… algunas personas ya se encontraban en el lugar, pude distinguir al general de diamantes, a una chica de cabello azabache que desconocía, junto a un chico que igualmente desconocía, a la rubia que adoraba como muñeca, pero sin e albino no era divertido molestar, nuevamente el semi demonio aun no llegaba. –Ese idiota, no ha llegado aun- pensé impaciente mientras jugaba con el chocolate que le planeaba regalar.

Seguí Caminando, miraba al joven de hebras azabaches y cuando me miro le hice un gesto de saludo, y un gesto como indicándole que después lo vería, observaba como algunas personas llegaban a la playa, logre divisar al castaño mayor que llegaba, parecía querer eludir a alguien, y vi como alguien más lo intercepto, al parecer era popular, camine un poco más esperando que volviera a estar solo para dirigirme a él.

[Credo]

-Señor Credo- dije alegremente mientras me acercaba a él –Me alegra verle- dije animosa y abrí la bolsa para sacar el obsequio, saque una cajita beige con un listón naranja encima –Es para usted, muchas gracias por todo lo que ha hecho, realmente le aprecio- y sonreí con sinceridad al mayor.

Un viento fuerte, común de las playas sacudió todo el lugar, rápidamente sujetando mi vestido para que no se levantara deje caer la bolsa y todos los paquetitos se regaron por el suelo, una vez pasado el vendaval me agache a recogerlos tan rápido como pude para que no se viera el regalo lila, aunque quizá fuera algo tarde.

Gracias al castaño logre meter todo de nuevo a la bolsa –Gracias- dije algo apenada y escuche una voz fuerte y demandante que le hablaba al general, era su alteza “fantasma” serenísima, pero se sentía la tensión en ambos, así que decidí por lo mejor…

-Bueno, con su permiso- incline un poco la cabeza ante ambos y me retire rápidamente, un escape justo y preciso antes de quedar en medio de quizá algo peor. Vi que Blake quedaba olo nuevamente, al parecer se había peleado con la chica o algo asi parecía, ella no se veía muy contenta, así que decidí encaminarme hacia el azabache.

[Blake]

-Hola- salude al chico amistosamente y le sonreí –ocupado?, llego en mal momento?- le pregunté amablemente, desde que nos conocíamos no nos habíamos topado mucho sin embargo lo consideré al momento de preparar los regalitos.

-Ten- le extendí un pequeño regalito con un listón naranja y una sonrisa en mis labios rosa -Es un pequeño regalito. – dije aun sonriendo y me quede con el un rato en silencio, mientras duraba el silencio pensaba en todo lo que podría pasar, empezando a barajar un sin fin de opciones, desde lo más lindo hasta lo más cruel, sentí como mi corazón se aceleraba y para tratar de calmarme pensé en caminar por la orilla un rato.

-Bueno, nos vemos más rato, vale? No seas cruel con las chicas- le guiñe un ojos, sabía que él era molestoso pero, no era un mal chico en absoluto, y con una sonrisa me aleje del azabache.

[Evento]

Comencé a caminar por la orilla, cuidando que las suaves olas no me mojaran, la brisa era agradable para pensar, y debía decidir si entregar el obsequio lila o no, lo saque de la bolsa, la cual ya solo le quedaban 2 regalos naranja, uno para mi querido amigo el conejo blanco, y el otro era por si acaso decidía no regalar el lila y le daba uno naranja al albino, y claro ahora tenía el pequeño paquete blanco con un listón lila en mis manos, suspire pesadamente, de solo pensar mis mejillas se sonrojaban. Di media vuelta para ver como la solas se llevaban mis huellas cuando vi un apr de orejas canidas blancas como la nieve, ese cabello igual de albino y esos ojos azules, baje el rostro sonrojada y antes de quererlo o planearlo caminaba hacia él.

-Hey! Que hacen! No sean traicioneros- me quejaba con mis pies, que como si tuvieran vida propia me llevaban contra mi voluntad donde el can –es que no he sido lo suficiente amable con ustedes?, no sigan- insistía suplicante mientras mi pasos se dirigían al encuentro con el ojiazul –se los juro, les comprare zapatos nuevos- trataba de sobornarnos pero nada, y como si faltara poco al ir “conversando” con mis pies quede justo frente al albino, apenas ellos frenaron para no chocar violentamente.

[Nero]

Mi situación era de lo más desfavorable, y definitivamente empezaría a ser más amable con mis pies, o quizá en otra ocasión también me traicionarían, como sea, estaba a escasos centímetros de Nero, lo miraba sonrojada sin saber que decir, y como si no fuera peor con el regalo en mis manos, era ahora o nunca, con un impulso cerré los ojos fuertemente retrocedí un paso y extendí mis manos para entregarlo aquel obsequio. Luego de unos eternos instantes en silencio lo mire completamente roja y me esforcé para hablarle –Ne-Nero... Tu-tu-tu…- No podía dejar de tartamudear, sentía que el corazón se escapaba en cualquier instante de mi cuerpo, ¿por qué lo había hecho sin pensar? ¿Por qué me deje llevar por el impulso y la traición de mis pies? Pero, lo mejor era seguir con la misma estrategia, el impulso, inhale aire y rápidamente sin pensarlo lo dije –Me gustas mucho!- lo miraba totalmente roja, apenada, sabía que lo más seguro era que el no me correspondiera, sin embargo mantenía una esperanza de que así fuera.

Me quede en silencio, inmóvil, con las manos extendida con el regalo en ellas, mis mejillas totalmente roja y mi corazón, sentía que hasta se sentía en el reino azul, sentía que el tiempo se había detenido, que todo se hacía eterno esperando alguna respuesta, alguna reacción por parte del mayor.

-¿La celebración del antiguo Rey, ah?-

Se dijo Iskandar a sí mismo. Como futuro líder de Corazones está atado a las antiguas tradiciones, así que habrá de honrarlas y llevarlas a cabo.
No estuvo desde el inicio de este, pues más ocupado estaba pensando qué clase de regalo llevarle a su querida prometida. Se acaricia la rojiza y mullida barba.

-Jum... ¿Qué es lo que le gustaba a Sarah cuando éramos niños?-

Pero ya no eran niños...

Echo una estruendosa risotada, recordando un día que ambos pusieron un sapo en el ponche de los invitados, y el día de la rata en un evento social...

...Que buenos días...

Para ser honesto, le alegraba que Sarah Vilhelm resultara ser la prometida que le impusieron, a menos su matrimonio sería tranquilo, y conociéndola, cada quien haría lo que le pegara la gana.

...Sobre todo, estaría de acuerdo con los planes que tiene para corazones y wonderland...

Cruzó los brazos mientras observaba por la ventana. Su gruesa sonrisa se amplió, ya tenía la respuesta.

Preparo entonces su carro y a toda velocidad se dirigió al evento, no sin antes parar a comprar el obsequio para su prometida. Midió su euforia y disminuyó la velocidad con la que iba. Encargó su vehículo a unos guardias mientras que bajaba.

Llego al lugar asignado para la realeza; al no encontrar a Sarah arqueó una de sus gruesas cejas y llamo a uno de los guardias. El hombre le explicó que la Princesa acababa de abandonar su lugar y le señalaron la dirección en la que había caminado.

Fue fácil encontrarle, y charlaba con dos personas, o una, pues la pequeñita se alejó.

-¡Sarah!-

Eufórico, como siempre...

...el alto y fornido hombre alzó en un abrazo a la mujer teniendo siempre cuidado y no usando mucha fuerza, solo la necesaria para tenerle a su altura. Pega su mejilla a la de la futura reina.

-¡Me alegra verte!-

Le bajo, extendiéndole un gran muñeco de felpa con forma de león.

-¿uh? Hola general de los Diamantes-

Al llegar ya había varia gente en el lugar, era algo tarde lo sabía , pero mis damas de compañía no se habían puesto de acuerdo de que vestido debía usar para atraer a un buen prospecto.. yo me enfadé pues no hiba a ese evento con esa intención.. ni si quiera asistiría, pero me insistieron tanto que terminé por acceder..

Llevaba un vestido hasta la rodilla color crema con detalles dorados, y un corcé dorado obscuro , además de mis zapatillas de piso con listones hasta la mitad de mi pierna. En mi mano izquierda un listón salmón , muy discreto , se ajustaba perfecto.

Al llegar miré a varios lados tratando de localizar a alguien conocido.. pero en primera instancia era difícil,cada quien estaba en sus asuntos y por ende me sentía más fuera del lugar, decidí dar un breve paseo para ver si conocía alguna cara.. suspiré levemente y trate de tranquilizarme , no me gustaba estar sola en un lugar tan concurrido.

Dante caminaba con rumbo al Devil May Cry luego de un encargo, trabajo, para ser precisos, cuando a él llego la noticia de un evento especial en la playa... En un principio, Dante ignoró tal hecho, pero al escuchar sin querer un poco mas de la conversación literalmente caminó de regreso para cuestionar acerca de tal fiesta.

No dudo ni un minuto en encaminarse hasta alla, el problema ¿El revoltoso canido estaría ahí? Le conoce más o menos y no es de frecuentar tales ambientes. Nada perdia con ir a investigar, total si no esta basta con caminar de regreso.

Las palabras de bienvenidas y apertura, ya habian sido dichas cuando el de gabardina vinilo pisó la playa. Daba igual, sonrió sacando una pequeña caja de entre su gabardina. y su sonrisa se amplia más al hacerse mentalmente una pregunta un tanto boba -"¿A los perros realmente les gusta el chocolate?"- Que el sepa les hace daño, pero Nero es algo así como un hibrido ¿Qué no? colocó la caja en su bolsillo, no era muy grande por eso cabía dentro de la prenda, aunque su enfasis no le permitió ver, que la caja no entro en su totalidad en la bolsa.

A lo lejos, vió un can, pero no al que buscaba. Con pasos largos caminó hasta donde Credo


Paso a un lado del General dandole una ligera palmada en la espalda -llevandose algo de la arena de la espalda de este- antes de girar y comenzar a caminar hacía atras mirando al castaño. -Hey~- Saluda con su tipica sonrisa burlona y despreocupada en el rostro -¿Cual es la prisa, fido?- llevo sus manos hasta la espalda, al hacerlo y sin percatarse la caja se salio de su bolsillo y por estar fastidiando al hermano de Nero no se percató que, piso el obsequio que habia llevado. Aunque, su vista se enfoco más alla de donde el grandulón (Iskander) estaba, ese cabello blanco orejas y cola eran inconfundibles -¡Como sea, te veo luego!- Nisiquiera espero respuesta, fue algo asi como un "hola, adios" de su parte, emprendió la carrera hasta donde estaba Nero.


Frente a él estaba su amiga Aloshka. Las ganas pudierón más que él de forma que nisiquiera paro a preguntar de que charlaban o a pensar si realmente era muy inoportuno el interurmpir de esa manera. Tomó una de las manos del menor para hacerle dar una vuelta y despues, inclinarle -Nene~ tenía ganas de verte- Le sonrió para erguirse y ayudar al menor a hacerlo, para evitar que fuera a dar al piso. Buscó en su gabardina por aquella cajita envuelta en papel blanco y atada con un listón lila... Sonrió de manera nerviosa... ¿Donde rayos había quedado? ... Optó por poner la misma mano tras su nuca, sonriendo siempre. -Te debo algo- Miró a la rubia.


-Hey. Que sorpresa encontrarte aquí ¿Te sucede algo? no te ves muy bien que digamos- Lo decía por el fuerte rubor en el rostro que mostraba, así como su nerviosismo... ¡Ah! Dante si que era un despreocupado.

Observaba, observaba, observaba, y anda interesante ocurría, el semi demonio aun no llegaba, y el albino tampoco, quizá no vendrían y ya estaban juntos disfrutando a su forma, sonreí.

Vi que llegaba el can albino, lo quede observando detenidamente, sonreía como la rubia se declara, se veía bastante nerviosa. Mi moral me impedí ir a interrumpir la escena, y luego, el albino llego, lo observe desde que apareció en el lugar, cada paso, cada encuentro, desde el golpe a la espalda del general, pasando por ignorar que su chocolate estaba arruinado, y hasta que llego donde la parejita ignorando que s ele declaraban a su novio y despreocupadamente disculpándose por la ausencia de su regalo… era mejor que interviniera.

Corrí donde Dante por su espalda, al estar cerca sople fríamente su oído –Hola Dante!- dije dulcemente, tanto que de mi persona sonaba algo macabro -Puedes venir conmigo?- tome su mano para jalarlo y apartarlo de la escena y le guiñe un ojo a Nero para que nos disculparan.

[Dante]

Una vez estábamos solo lo mire con una sonrisa –Gracias por ser como eres, es la única vez que te lo diré así que no te acostumbres- no podía dejar mi personalidad algo pesada de lado, pero le extendí el regalo con el listón salmón –Y ahora, como te conozco, y además observe todo tu trayecto, ten- le ofrecí un listón lila –Puedes dárselo a Nero- y le sonreí guiñándole un ojo –Solo, logra que yo pueda jugar con Aloshka- agregue en un tono algo obsesivo y divertido.

[Sarah Vilhem]

Qué bueno que había atinado a un magnifico presente...

... O eso parecía ser, pues Sarah sonrió con el muñeco de felpa, y también por su presencia.

... se notaba que ambos eran grandes amigos de la infancia... Esperaba que ese matrimonio arreglado no terminara por estropear lo que tenían.

Miro a Credo, luego a Sarah cayendo en cuenta que había interrumpido una plática, o un sermón, conociendo a su amiga. Sonriente negó un par de veces al ver como el de Diamantes caía de semejante manera pero por respeto pudo contener una de sus enormes carcajadas.

... Pero seguro era algo que recordaría junto con Sarah, para bromear de rato...

Luego de haberse retirado el General, Iskandar rió al poner una de sus pesadas manos sobre el hombro de Sarah.

-¡Lo pones de nervios!-

Bromea, pero podría apostar uno de sus toros que es cierto.

-Anda síguelo ¿Qué esperas? Despues de todo, para eso es este evento-

Y echó otra de sus estruendosas risas.

-Iré a socializar por ahí-

Mentira, en realidad se estaba muriendo de hambre y de ganas por un frio y espumoso tarro de cerveza. Sin mencionar que la mayoría de los nobles, para él, eran unos aburridos sin remedio.

Paseaba entre las personas que como estaban muy ocupadas en sus asuntos, no reparaban en mi presencia , cosa que de cierto modo agradecía , me alise el vestido un poco y decidí ir a buscar algo de beber , aun que sea para "hacer algo"

Cuando estaba abriéndome paso entre las personas , escuché mi nombre y volteé.. arqueé una ceja no vi a nadie conocido.. creo que estoy destinada a escuchar cosas a mis espaldas y luego no encontrar nada..

De pronto vi aun ¿animal? correr hacía mi.. - Waa ¡¡¡¡ -dije dando unos pasos hacía atrás.. escuché esa risa tan familiar para mi..


( Sarah)

- Saraaah ¡¡¡¡ .-dije enojada ruborizándome apenas y la conocía tras esa... - Que demonios traes puesto?¡¡ ..- dije haciendo un puchero avergonzada ella siempre me hacía parecer una niña gritona..

Tic, tac, tic tac, sentía que el tiempo pasaba pero estaba detenido, que todo se había paralizado, pero a la vez pasaba fugazmente…. Al parecer el albino estaba anonadado, no se esperaba esto… y realmente lo sabía, sabía que no era correspondido, sabía que era un error… benditos impulsos, el silencio estaba empezando a ser incomodo.

[Dante]

Momentáneamente me distraje al ver como el albino mayor tomaba al can, lo recordaba de un encuentro casual en el reino azul, sin embargo… porque mi corazón latía acelerado con la situación, no como cuando veía a Nero… me daba un mal sentimiento… -Yo…- no sabía que responderle, logre esbozar una sutil sonrisa queriendo disimular todo el embrollo dentro de mi –No pasa nada- musite aun algo nerviosa… algo… algo tenia él…

Pero antes de lograr entablar una conversación, o de sentirme cada vez más incómoda, una chica pelimorada se llevo al albino mayor.

[Nero]

Algo musito Nero y tomándome del antebrazo me arrastro a otro sitio apartado, daba algunos pasos torpemente, pues él estaba llevándome más rápido de lo que lograba asimilar, por suerte no caí, sin embargo ahí estaba nuevamente… Nero se coloco frente a mí, dentro de mi sabía lo que venía, solo baje el rostro para escuchar lo que me diría.

Termino de hablar... intento rechazarme dulcemente, con tacto, pero realmente no importaba si tenía tacto o lo hacía de la forma más ruda… una parte de mi estaba preparada para esas palabras y la otra estaba destrozada, me esforcé por subir el rostro y mirar sus ojos azules –Yo… ya lo sabía…- guarde silencio un segundo, dándome fuerzas para continuar hablando tranquilamente y no empezar a llorar –Sabia que no era correspondido… sabía que no debía… que no me debías gustar… pero… pero…- no existía un porqué, no existía un cómo, solo había sucedido, sin previo aviso, sin planearlo, sin desearlo –No pude evitarlo… no quise que pasara… porque.. Somos como hermanos... eres como un hermano mayor para mi… pero… cuando lo note… mi corazón latía a mil por minuto con solo recordarte.. y ya no podía cambiarlo…- agregué tímida, apenada, triste, mirando al albino a los ojos, pero luego bajando el rostro… no quería su desaprobación, no quería que se alejara… quería que todo siguiera tal cual…

-Solo te pido… que…- ¿qué le quería pedir? Lo sabía perfectamente, pero no sabía cómo decirlo, lo volvi a mirar a los ojos, sonrojada, triste, queriendo disimular todo eso con una suave sonrisa –Solo te pido que no cambien las cosas… por favor- aclare finalmente… realmente también lo quería como hermano, mi ser se dividía en dos partes, la que lo quería como hermano, y sabia que este “amor” no sería correspondido y la que guardaba esperanzas en que sintiera lo mismo y ahora estaba destrozada, pero… ¿Cómo explicar aquello al albino? Sencillamente no se podía…

No quería que viera como “la Aloshka” que estaba destrozada lloraba, así que con un ademan di la vuelta, todo estaba dicho, no? Guardaba total silencio y mi vista se volvía borrosa por las lagrimas, pero no quería voltear a verlo, no quería que la parte que deseaba correr y llorar abrazándolo ganara, esa era la parte que lo veía como un hermano mayor, papel que ambos quisimos tener, el era mi hermano mayor, y yo era su hermana pequeña… eso acordamos el primer día, de forma tierna y espontanea, pero algo iba cambiando… Deseaba deshacerme de ese sentimiento, deseaba solo quererlo como el hermano mayor que era para mí…

Aun así… aunque le daba la espalda… no me alejaba… no emprendía el camino para irme a casa seguía ahí… como una estatua dándole la espalda.

//Elizabeth//

Colocó sus manos en la cintura mientras como cachorro desentendido ladeaba ligeramente la cabeza en espera de la respuesta que le daria aloshka, su despreocupación sinceramente no le permitia ver al desfachatado albino que habia irrumpido un momento importante para ella.

Aunque todo fue interrumpido y el par salvado, pues Elizabeth aparecio a sus espaldas. El de cabello platinado se estremecio debido al frio, antes de echar una risa despreocupada y animosa. -Hey ¿cual es la prisa?- Miró al meloso par -No me voy, me llevan, pero tampoco quiero perderme de esa fiesta- Llevo su indice y medio de la mano libre hasta sus labios para lanzar un beso a ambos y guiñarles el ojo despidiendose de esa manera, al menos de momento de Nero.

A tropezones, siguio a la fantasma hasta llegar al lugar que ella queria. Sonrió despreocupadamente, negando -Elizabeth, no significaria lo mismo.- Abrió ahí mismo la caja y le extendió a la menor -Nero tendra muchas, algo me lo dice. Por mi puede esperarse y no porque este con Nero voy a dejar de lado a mis amigos así que anda- Tomó un chocolate para echarselo a la boca, literalmente se lo termnó de un bocado -Estan buenos! Ah, lo de Aloshka, creo que no se sentia bien, puedes jugar con ella despues yo me encargo de eso-